Basta contarlo

Un saludo, tras un par de semanas fuera de la red. Había pensado escribir alguna ocurrencia que, por si acaso, quitara hierro al asunto, pero entiendo que los asuntos tienen de por sí el hierro que necesitan. Basta contarlo. El caso es que -como me dice un colega italiano- simplemente ha sucedido que "uno va serenamente a farsi una revisione e finisce sotto i ferri..."

Estaba hace unos días en la FCom de Navarra impartiendo eso que solíamos llamar "curso de doctorado", que ahora es una unidad didáctica del Master en Investigación en Comunicación (MIC), y me sometí a una ordinaria revisión médica en la Clínica. Y una cosa llevó a la otra. Los magníficos doctores me hicieron una ecografía y luego una resonancia del corazón, y luego un cateterismo que desembocó al día siguiente en la operación en la que hicieron dos bypasses.

Ahora -tras pocos días de hospitalización, y muy agradecido por la atención recibida de enfermeras y médicos- viene el postoperatorio, siempre más largo en semanas y meses de lo que nos gustaría a todos, la familia, los amigos; y se entra en situación oficial de calma, reposo o recuperación. Y se acude a la lectura y a un leve asomo del trabajo que hay que ir reconquistando.

Y se ve que la vida real no se sujeta a las exigiencias del guión (al menos del nuestro), y que las cosas duran aquí lo que tengan que durar. En las pantallas, y en las páginas de novelas y cuentos, todo se puede abreviar, a saltos entre momentos útiles, entre los acontecimientos relevantes para la trama.

A lo mejor es que hay que volver a descubrir que en la vida real no hay momentos inútiles: más bien se diría que cada uno es o puede ser un acontecimiento relevante... Entre otras cosas, hay que ejercitar, con la esperanza, la paciencia.