Que si son cariñosos o no, que si ella hace todo por él, que si él nunca le compra un regalo, que si discuten mucho o nada. Juzgar a otras parejas es un claro error
Cada pareja es un mundo. Son dos personas con una historia individual que un día decidieron ir por más y formar una familia. Ellos, los otros, luchan con sus propios miedos, vergüenzas, virtudes y defectos para vivir su vida lo mejor que pueden, tratando de cumplir con sus sueños, con las metas que se pusieron. Pero no solo eso, también comparten un proyecto de vida con otra persona, que a la vez tiene su propia individualidad.
Vemos una pareja pasar y no se por qué creemos que tenemos el derecho de juzgar cómo se tratan, qué se dicen o lo que se nos pasa por la cabeza. Pero cuando somos nosotros los juzgados, no nos parece tan gracioso. Podemos decir:
Que son muy cariñosos.
Que nunca se besan.
Que se pelean por cualquier cosa.
Que jamás discuten.
Que salen solos, cada uno por su lado.
Que nunca se separan.
Que se van de viaje y dejan a los chicos.
Que jamás salen de vacaciones sin los hijos.
Que ella le da todos los gustos.
Que él nunca le regala nada.
Que en la casa manda ella o él (o los chicos, ya a esta altura no sé).
Una pareja solo es comprendida por quienes la integran. Los que estamos afuera no podemos entender las acciones de los que están del otro lado de la puerta, en sus cuartos, compartiendo la noche y la vida.
Todo esto no nos detiene al momento de juzgar a otros. Confieso que yo lo hice, claro que antes de estar en pareja. Cuando todavía no vivimos una situación, la idealizamos con todo lo que llevamos encima y dejamos que la teoría nos invada. Se critica y habla de otros con demasiada facilidad.
De “grande” hice cosas que dije que nunca iba a hacer. Mi marido también. Así que juntos nos encontramos en momentos en los que nunca nos imaginamos estar. Pero estamos y así y todo las superamos, felices, con alegría y con amor.
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