Los obispos españoles han criticado la proposición de ley de eutanasia, cuya primera lectura ha tenido lugar esta semana en el Parlamento. La Conferencia Episcopal Española cree que la ley de eutanasia abre la puerta a un “corredor de la muerte voluntario” y a la creación de “derechos de laboratorio”.
El portavoz de la Conferencia de obispos, José María Gil Tamayo, declaró: “No podemos hacer corredores de la muerte. Ya tenemos bastantes, y esperamos que desaparezcan”. Para la Iglesia española, esta ley da paso a “una valoración de la calidad de los tipos de vida, según las circunstancias de dolor y de sufrimiento subjetivas”. También “introduce en el ordenamiento legislativo una puerta a la que habría que poner los signos de peligro de muerte”.
La Iglesia defiende el principio de “no matarás”. A su juicio, morir “no es un derecho” y, por tanto, “no se pueden ir haciendo derechos de laboratorios que no nazcan de la dignidad y la naturaleza humana”. La Iglesia Católica española propone una mejora de los servicios de cuidados paliativos, que, a diferencia de la eutanasia, “sí son demandados ampliamente por la sociedad y los profesionales sanitarios”