Revista Historia

Batalla de Yarmuk: El inicio de la expansión musulmana

Por Joaquintoledo

En total fueron cinco ejércitos no sólo constituidos por bizantinos, sino por francos, georgianos y hasta árabes cristianos, incluyéndose muchas otras nacionalidades. Los cinco ejércitos atacarían Emesa. Un grupo marcharía directamente hacia la ciudad; otro la atacaría desde el oeste, para sorprender un flanco musulmán; otro ejército atacaría el flanco restante desde el este acercándose por Mesopotamia; mientras que el cuarto ocuparía la ciudad de Beirut y, finalmente,  el último actuaría en reserva.

Así entonces, se iba entretejiendo una batalla verdaderamente decisiva, la batalla de Yarmuk. Los musulmanes, mientras tanto, no estaban desatentos a sus enemigos. Khalid fue llamado a un consejo de guerra y si bien en un inicio se planteó atacar en la zona de Jabiya, pronto esa idea quedó deshecha pues los musulmanes vieron peligrar sus flancos. Así retrocedieron hasta los llanos de Yarmouk donde la caballería se podría desplegar de un mejor modo, y el campo abierto los libraría de cualquier cerco peligroso, obligando a ambos bandos a una verdadera batalla a campo abierto donde se utilizarían casi todas las fuerzas disponibles. Hubo algunas escaramuzas previas pero todo se planteó cara a cara.

La batalla

El lugar de la batalla se halla entre las fronteras de Israel, Jordania y Siria actual, al este del Mar de Galilea. Según las fuentes musulmanas las fuerzas invasoras tenían al menos 25 mil soldados, o hasta 40 mil como máximo. Los bizantinos en cambio asombraban reuniendo entre 100 mil a 200 mil soldados. Si bien se discrepa en el número, sobre todo en las fuentes occidentales, para ser que era desfavorable a los musulmanes. Volviendo a la batalla en sí, así como decisiva fue también larga, pues duró varios días.

Los musulmanes y bizantinos se dividieron en cuatro secciones alineada y enfrenadas, dos flancos, derecho izquierdo, y dos centrales, izquierda y derecha. La batalla, aunque no se crea se demoró un mes en concretarse debido a los numerosos intentos para negociar la paz sin derramar sangre. Además los cristianos querían ganar tiempo para los persas que no estaban del todo listos en Iraq. Allí los persas recibieron embajadas para pasarse a la fe musulmana y convertirse en sus aliados.

Finalmente, cuando el preludio se prolongaba hasta el infinito, los bizantinos decidieron atacar pues veían continuos refuerzos llegando al campo de batalla por parte del enemigo lo cual no eran más allá de algunas patrullas. El engaño sirvió para que los cristianos den el primer ataque y se ponga en funcionamiento el plan musulmán. La batalla así comenzó el 15 de agosto del año 636, la cual estuvo plagada de sorpresas pues ni bien empezó  pues uno de los grupos de ejército bizantinos se pasó al lado musulmán.

Se trataba del comandante Jorge en el centro derecho bizantino, quien murió peleando en el lado contrario el primer día de batalla. El combate duró un par de horas el primer día y fue parejo, aunque con ligera ventaja para los musulmanes, teniendo en cuenta que eran bastante inferiores en número, aunque experimentadísimos. Así,  acabó la primera lucha cuando ambos bandos volvieron a sus respectivos campos.

El 16 de agosto el ataque bizantino fue renovado y presionó rodeando los flancos musulmanes con el fin de realizar un cerco. Los árabes respondieron lanzando su caballería  que en un ataque combinado con la infantería, dio buenos resultados, pues obligó al ala izquierda bizantina a retroceder a su posición original. Sin embargo,  en el ala derecha sí se consiguió penetrar las defensas y el centro musulmán percibió muchos daños y se retiraron con crecientes pérdidas. Empero,  la infantería musulmana se recuperó y mató a un comandante de la línea central imperial desmoralizando a los bizantinos.

El 17 de agosto del año 636, los cristianos intentaron nuevamente invadir los flancos musulmanes pero fracasaron en su intento y su principal fuerza combativa estaba ya destruida. Ante esto, los bizantinos decidieron dividir el ataque en dos partes, el centro derecho y flanco derecho musulmán serían empujados por el centro izquierdo y flanco izquierdo cristiano, lo que  se hizo con éxito, mientras,  los refuerzos cristianos también colaboraron. Así, se dividió el ejército cristiano, mientras que los centros y flancos derechos e izquierdos, cristianos y musulmanes respectivamente quedaron atrás luchando de modo parejo sobre la misma línea.

En la primera facción mencionada que  se dividieron ambas fuerza en ataque, los bizantinos empezaron bien pero pronto fueron obligados a retroceder a sus posiciones iniciales debido a la rápida y eficiente intervención de la caballería árabe. El 18 de agosto del año 636  fue uno de los días más duros y decisivos. Lo bizantinos siguieron presionando el centro y ala derechos musulmanes y lo consiguieron con éxito. La victoria parecía cercana, empero los árabes contraatacaron envolviendo por los flancos a los mismos atacantes imperiales que aplicaban dicha táctica contra ellos. Fue una masacre, pero finalmente el día acabó con ingentes bajas ya sean por muertos o caídos, empero con resultados parecidos para cada bando.

El 19 de agosto los cristianos decidieron enviar una embajada a Khalid, pero este seguía en ventaja y rechazó toda oferta. Las peleas continuaron sin un claro vencedor. El día 20 de agosto, Khalid decidió poner en funcionamiento su plan, comprometiendo a toda la caballería imperial. Al final esta fue vencida y la infantería y caballería musulmana rodeó el flanco izquierdo imperial  y luego atacó hacia el centro. Después de horas de batalla, la victoria para el bando musulmán era indiscutible. Con las tropas bizantinas en retirada, los musulmanes los siguieron hasta Damasco atacándolos. Khalid entró victorioso. El emperador Heraclio maldijo a todo mundo y creyó que fue un designio de Dios  y abandonó Siria para hacer los preparativos de defensa sobre Anatolia y Egipto.

Armenia cayó dos años después ante los hijos de Alá  y pronto toda la península (de Anatolia obvio), si bien no fue conquistada, se sumió en crisis y en los siguientes siglos sería testigo de luchas entre los cristianos y musulmanes. Egipto también cayó entre el 639-642. Aunque aún resistió hasta 1453, el fin del imperio Bizantino, casi ocho siglos antes de que caiga, comenzó allí mismo en Yarmuk.


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