Los cómics tienen muchas inspiraciones. La literatura es una de las más habituales, en gran parte por las posibilidades de dar un rostro a personajes que solo hemos conocido en las letras y por la oportunidad de poder ver en viñetas algunas de nuestras obras predilectas.
En más de una ocasión he comentado en Ruta 42 que Alicia es una de mis creaciones predilectas. Sus aventuras son toda una delicia y un delirio, la maestría de su escritura no ha sido (ni lo será) superada y la desbordante imaginación de Lewis Carroll, falso nombre tras el que se esconde el real de Charles Lutwidge Dogson) que logró crear un mundo fantástico que ha pasado al colectivo popular de forma permanente.
Ilustración de Alicia de Sir John Tenniel.
Pero estamos hablando de un tomo de Batman, ahora todos con el subtítulo de El Caballero Oscuro para aprovechar el estreno de la película hace poco tiempo, y la simple idea de que este nocturno justiciero pueda adentrarse en el colorido universo que hay más allá del espejo es de por sí un concepto que choca en muchos puntos. La solución es sencilla, y se hace que el cruzado de la capa sea víctima de un veneno que le hace tener alucinaciones y así las cloacas de Gotham parecen algo muy distinto.
Por supuesto tendrá a su Alicia particular en una amiga de la infancia de Bruce Wayne, una niña a la que no conocíamos y que él pretendía olvidar por los recuerdos agridulces que tiene de ella. Este delirio será el guía que a Batman le hará falta para no perderse por el camino y perder completamente el juicio. Claro que Robin y Alfred no están tan seguros de que esto no vaya a suceder y deciden ir en su busca por las catacumbas sin tener muy claro que van a encontrar.
El Sombrerero Loco en Batman TAS.
El sombrerero loco. Así de sencillo. No podía haber una historia en que se haga referencia a la obra de Lewis Carroll y que él esté lejos. Este es uno de los miembros más inquietantes de la galería de villanos del detective debido a su carácter inestable, aunque ninguno de los enemigos es un ejemplo de estabilidad y cordura, lo que se junta con su afición por secuestrar chicas (niñas y jovencitas) para convertirlas en la protagonista del cuento, en ocasiones asesinándolas en el proceso, y también por ser un genio científico capaz de crear aparatos tecnológicos para someter la mente de las personas (lógicamente estos suelen estar en sus sombreros).
Aunque él sea el malvado que aparece no es el único, pero no serán otros compañeros criminales con trajes de colores y planes absurdos, tras todo esto veremos que los auténticos delincuentes no son siempre quiénes lo parecen, algo que curiosamente está más que de actualidad y cualquiera podría citar unos cuantos ejemplos de esto mismo.
Bruce Jones logra con bastante habilidad crear una trama en que lo que es no es lo que vemos, una historia que mezcla los tópicos de Batman con toques de Lewis Carroll y aunque es cierto que no logra llegar a ese nivel de locura sí hace un gran homenaje, en otro tanto por el muy acertado dibujo de Sam Kieth que no duda en deformar las figuras si esto ayuda a crear la sensación de delirio que hace falta. Sus trazos pasan de hacer que le protagonista sea una auténtica criatura de la noche a un payaso disfrazado de una viñeta a otra, lo que además se suma al color que da David Baron que crea la perfecta atmósfera en esta historia.
Batman: A través del espejo pide a su público que se esfuerce, que conozco las obras a las que se hace referencia y que dé un par de lecturas antes de guardarlo en la estantería, pero también lo devuelve con creces.
Doc Pastor
Escribo de cine, cómic y lo que haga falta (ahora un libro divulgativo). Fundador-Director Editorial de Ruta 42, coleo por más sitios. Mi perrito se llama Loki.
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