'Batman, ciudad rota', una novela negra

No siempre los cómics siguen la línea habitual en un personaje, caben las sorpresas y una de las que me he encontrado recientemente es este “Batman: Ciudad rota”, que de estar ambientando en los años 40 podría ser un “Otros Mundos” realmente interesante.
El detective en apuros
Aunque se supone que, junto a Ralph Dibny, es el mejor detective del mundo no le vemos realmente ejercer de lo mismo normalmente. Cierto es que resuelve los crímenes, cada vez más con la ayuda prestada con Oráculo, pero son muy pocas las ocasiones en que realmente esté dentro de una historia en la que sus facultades (más allá de las físicas) estén puestas en juego.
La historia que aquí se cuenta es un fiel reflejo y homenaje del género negro, tanto del novelístico y del cinematográfico, no sería de extrañar que apareciera por ahí un Bogart o alguno de los personajes de “Candy City”.
Un asesinato que le traerá recuerdos al cruzado encapotado, memorias de su propio pasado que tantas veces se ha recordado, y que convertirá su investigación en algo casi personal.
Por supuesto si tenemos a un detective de novela negra no puede faltar una ciudad en la que descubrir misterios, solventar crímenes y ayudar a damiselas en apuros, aunque estas últimas sean de moral dudosa.
Gotham City hace aquí honor a su nombre, pero además no siendo una simple cuestión estética (lo que otras tantas veces no pasa de ser así) y aportando un mayor sentido a lo que se narra. Sus calles son más oscuras que nunca, y en cada callejón acecha el peligro que no tiene que ser necesariamente un malvado lleno de poderes.

El fallo
Quizá decir que es un fallo no se del todo cierto, pero de ser de otra forma podríamos estar ante una aventura mucho mejor. El problema es que tras todas las sombras, la novela negra y la historia de detectives que tenemos entre las manos seguimos leyendo a Batman y no se da todo el giro que podría. Los villanos siguen siendo sus villanos y los trucos que usa son los mismos, algo que de haber forzado un poco más para meterlo en un “Otros Mundos”, fuera de la continuidad normal, habría dado mucho más juego y probablemente unas viñetas más memorables que las que pueblan estas páginas.