En 2008 Heath Ledger marcó un antes y un después en las películas de super héroes, su intensa interpretación del Joker será recordada durante mucho tiempo y El Caballero Oscuro se convirtió en una obra maestra. En 2012 Christopher Nolan trae la que es la tercera y última parte de la saga, una despedida en mayúscula que cierra el círculo.
La historia comienza ocho años después de la muerte de Harvey Dent, al que se recuerda por su labor a favor de la ley y se ha convertido casi en un santo. Gracias a una ley que lleva su nombre se ha proporcionado a las fuerzas del orden armas para combatir a los temibles villanos que azotan Gotham, con tal efectividad que la prisión de Black Gate está llena y hace mucho que nadie ve a Batman, y tampoco a Bruce Wayne. El multimillonario vive encerrado con el único contacto de Alfred, es una sombra de lo que fue y ha perdido interés por todo hasta que su camino se cruza con Selina Kyle. Mientras esto sucede en la otra punta del mundo un mercenario llamado Bane estará planeando una guerra contra la ciudad en la que nadie podrá ganar.
Estas son las premisas que plantea Nolan para dar un paso más en su saga del murciélago, pero teniendo claro que nada puede superar a la anterior etapa y que la única conclusión posible es un desenlace épico en el que no se deje ningún cabo por atar. Para ello se sirve tanto de viejos como de nuevos personajes, haciendo las presentaciones necesarias y desarrollando en mayor medida a los que ya conocíamos, lo que ha sido un acierto a lo largo de las tres películas ya que de centrarse solamente en Batman es probable que cayera rápidamente en el tedio y el aburrimiento. Aquí más que nunca se rodea al protagonista de su propia familia, en sentido figurado a excepción de Alfred, haciendo que su mundo cobre más sentido y que él mismo se vea potenciado más allá de ser simplemente una figura heroica.
Si en la anterior entrega lo que se demostraba era la existencia del caos en el mundo, y finalmente la bondad humana, esta se enfrenta totalmente ya que el enemigo al que se enfrenta el cruzado de la capa tiene todo milimetrado y orquestado. Un ejemplo de un guión sólido, con ciertas concesiones al beneplácito del espectador, en el que nada está por casualidad que cierra con clase la que ha sido una de las mejores sagas de los últimos tiempos. Cierto que se dejan ciertos puntos abiertos, no debe olvidarse que estamos ante una franquicia y que aunque por parte del director no habrá continuaciones no puede descartarse que Warner sí lo haga, aunque sería un tremendo error y las intenciones apuntan al comienzo de una nueva historia.
Se cumple totalmente con lo que el título promete, la leyenda renace para para que eso suceda antes tendrá que llegar a su fin. El manto del murciélago perdurará.
Doc Pastor