Cuando Red Hood (Jensen Ackles), un enmascarado mitad vigilante, mitad criminal, comienza a limpiar las calles de Ciudad Gótica con una brutalidad pocas veces vista, Batman (Bruce Greenwood) tendrá ocupar todo su ingenio para desentrañar el misterio que se esconde tras esta nueva amenaza.
En el último tiempo, la división animada de la Warner en conjunto con la DC Comics, han realizado una serie de cintas de bajo presupuesto basadas en los personajes más populares de la factoría de la DC. En esta ocasión, el guionista Judd Winick optaría por combinar dos de las historias más importantes en la mitología de Batman. Por un lado, vemos un fragmento de la serie “A Death in the Family”, que se centra en uno de los momentos más icónicos de la historia de los comics; el brutal asesinato del segundo Robin, Jason Todd, a manos del Guasón. Este trágico acontecimiento es reconocido como uno de los grandes fracasos del Caballero Oscuro. Complementando esta línea dramática, nos encontramos con una suerte de resumen de “Under the Hood” (escrita por el mismo Winick), que explora las funestas consecuencias del fracaso del hombre murciélago. Debido a las temáticas que se tratan en este film, fácilmente se puede decir que esta película es por lejos una de las más oscuras de la reciente saga de producciones animadas del Universo DC.
Es así como “Under the Red Hood” comienza con uno de los momentos más controversiales en la historia de la DC Cómics. A mediados de los ochenta, el Robin original, Dick Grayson, creció para independizarse y transformarse en Nightwing, un vigilante con identidad propia. Tras un periodo de experimentación, Batman logró encontrar a un nuevo compañero llamado Jason Todd, quien era un pequeño rufián al cual el hombre murciélago conoció mientras este intentaba robar las ruedas del batimóvil. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo antes de que los seguidores de la historieta comenzaran a expresar el desagrado que les producía este nuevo Robin, cuya actitud dejaba bastante que desear y se contraponía al código moral por el cual se rige Batman. Fue así como los creativos de la DC decidieron intentar una maniobra riesgosa para recuperar el beneplácito de los fanáticos; ellos publicaron una historia donde la vida de Robin quedaba en peligro, y adjuntaron un número telefónico al cual llamar para decidir el destino de este. Fue así como el destino del segundo Robin se selló, y finalmente fue asesinado a manos del Guasón.
Luego de mostrar parte de los sucesos que llevaron a la brutal muerte de Jason Todd, la cinta se adelanta cinco años para centrarse en Ciudad Gótica, la cual ahora es dominada por el genio criminal Black Mask (Wade Williams), quien se las ha ingeniado para convertirse en el único líder del crimen organizado. Es ahí cuando aparece un extraño personaje llamado Red Hood, que amenaza con derrocar a Black Mask mediante una campaña sistemática de violencia y terror. Ante la creciente oleada de crímenes, un Batman aún afectado por la muerte de su compañero, tendrá que recorres las calles de la ciudad en compañía de Nightwing (Neil Patrick Harris), para detener a la dupla de villanos antes de que la rivalidad destruya por completo el lugar. Sin embargo, en sus enfrentamientos con Red Hood, Batman no puede evitar sentir algo familiar lo que lo lleva a investigar más a fondo los orígenes de esta nueva amenaza, intentando responder la siguiente interrogante: ¿Será posible que bajo la máscara roja se oculte alguien de su pasado?
Sin ahondar en detalles que pueden revelar demasiado de la trama, la historia presenta una serie de vueltas de tuerca interesantes que sorprenderán a todos aquellos espectadores que no están familiarizados con el cómic. Son varios los villanos que aparecen a lo largo de la historia (donde obviamente el Guasón ocupa un lugar importante), algunos de los cuales protagonizan los flashbacks que tienen por objetivo mostrar la evolución en la relación entre Batman y Jason Todd. Al mismo tiempo, el guión escrito por Judd Winick se encarga de enfatizar las diferencias existentes entre Batman y Red Hood, en especial a lo que se refiere a su método para erradicar el crimen de las calles. Mientras el primero sigue considerando que el miedo es la mejor arma para controlar el crimen, el segundo cree que la violencia debe enfrentarse con violencia, y que la única forma de controlar a los criminales es convirtiéndose en su líder. Por ejemplo, cuando Red Hood entra en escena durante una reunión entre los jefes de las distintas organizaciones criminales existentes en Ciudad Gótica, demuestra su torcido sentido de la moralidad cobrando una parte de las ganancias del tráfico de drogas, al mismo tiempo que prohíbe que estas le sean vendidas a menores de edad.
Tal y como se puede apreciar en gran parte de las cintas animadas de la DC, la calidad de la animación de este film es realmente destacable. Brandon Vietti y su equipo se preocupan de que tanto el diseño de los personajes como el de los escenarios donde transcurre la acción, sean llamativos y agradables a la vista. Al mismo tiempo, se puede apreciar una animación fluida que utiliza ángulos de cámara bastante similares a los que se pueden encontrar en una cinta de acción real. Por otro lado, las ventajas de que Judd Winick haya sido el encargado de adaptar su propia obra están reflejadas principalmente en la calidad de los diálogos, y en la habilidad con la que el guionista logra unir dos historias no secuenciales de forma casi perfecta. Además, pese a que el film dura un poco más de setenta minutos, la historia es perfectamente entendible para los espectadores que no han tenido la oportunidad de leer el cómic, lo que obviamente se agradece. Por último, cabe destacar que los dos personajes principales evidencian una clara evolución durante el transcurso del relato, lo que obviamente le otorga una mayor profundidad a una producción que en teoría está pensada para el público infantil.
En cuanto a los actores que prestan sus voces para esta producción, la gran mayoría del elenco realiza un estupendo trabajo. Probablemente la decisión más riesgosa fue contratar a John Di Maggio (la voz de Bender) para que le diera su voz al Guasón. Sin embargo, el actor logra salir airoso de la difícil tarea que tenía entre manos. Por otro lado, la banda sonora compuesta por Christopher Drake es bastante acorde a las imágenes que inundan la pantalla, siendo uno de los puntos altos de esta modesta pero bien ejecutada producción. “Batman: Under the Red Hood” pese a ser una cinta animada, es bastante violenta y toca temas más profundos que otros de los films del Universo DC. Es evidente que el tema principal del film es la venganza, y en ese sentido conforma un interesante díptico con “Mask of the Phantasm” (1993). Al mismo tiempo, ambas cintas se complementan al mostrar como Bruce Wayne logra balancear su vida como multimillonario y como vigilante enmascarado. En definitiva, “Under the Red Hood” es un film absolutamente recomendable, que a mi gusto es una de las mejores entradas dentro de las recientes adaptaciones animadas de los cómics de la DC.