Cuando un artista es tan grande que es capaz de crear obras maestras en estilos de lo más diverso corre el riesgo de hacerse popular precisamente por la vertiente menos interesante de su carrera. Algo así le ocurre al personaje que traemos hoy por vez primera al blog.
Hay pocas cosas que no haya hecho Franco Battiato en la música. Desde la canción protesta hasta la ópera pasando por la experimentación electrónica, el rock progresivo, el pop, el tecno-pop o su participación en el Festival de Eurovisión, su talento ha encontrado siempre una vía de expresión en cada momento. Vamos a comenzar casi por el principio con un Battiato que había publicado unos cuantos singles en la onda tradicional de la canción italiana de la época (baste decir que llegó a competir con Albano Carrisi en algún concurso radiofónico que ganó, claro está, éste último). Por aquel entonces conoció a Juri Camisasca colaborando con su banda de rock progresivo. Junto a ellos grabó “La Convenzione”, un extraño disco colaborativo en el que aparecían temas de Franco y Juri por separado más uno de Osage Tribe, la primera banda de Battiato.
En 1972 apareció el primer disco firmado por de Battiato bajo el título de “Fetus”y subtitulado “Ritorno al Mondo Nuevo” en homenaje a la novela de Aldoux Huxley “Un mundo feliz” y, más concretamente, a la recopilación de ensayos sobre la misma que el propio escritor publicó un par de décadas más tarde titulada, precisamente, “Regreso a un mundo feliz”. El disco es un trabajo conceptual sobre la reproducción artificial utilizada en la novela y a ella se refieren la mayor parte de los títulos del mismo. Para dar forma a la idea, Battiato se vale de los recursos más vanguardistas del momento: sintetizadores y demás aparataje electrónico, técnicas de composición aprendidas de los músicos más avanzados (recordemos que llegó a trabajar con Stockhausen en aquel tiempo) y un marco formal que podríamos encuadrar dentro del “rock progresivo” más arriesgado.
Los músicos participantes en “Fetus” son: Gianfranco D'Adda (batería, percusión), Gianni Mocchetti (guitarras, bajo, coros), Riccardo Rolli (guitarras y coros), Pino Massara (teclados), Alberto Mompellio (teclados), Sergio Almangano (violín) y Rossella Conz (voz). El propio Battiato canta y toca la guitarra eléctrica y los sintetizadores.
Franco Battiato en 1972
“Fetus” - El CD (que no el disco como aclararemos más tarde) se abre con el hoy tópico recurso de utilizar un latido de corazón como ritmo central. Battiato canta un par de estrofas sobre él antes de pasar al meollo del tema, presentado por el crudo sonido de los sintetizadores analógicos de la época. Ayudados por guitarras eléctricas y percusiones dibujan un pasaje muy interesante que concluye con una breve pieza acústica.
“Una Cellula” - El segundo corte se parece más, formalmente, a la típica canción melódica de los sesenta pero los arreglos electrónicos tienen una personalidad suficientemente importante para alejar esa idea de nuestra mente. La parte final del tema es una buena muestra de ello con unas percusiones muy acertadas que acompañan perfectamente el solo de sintetizador.
“Cariocinesi” - No llega a los dos minutos el siguiente corte en el que se mezcla rock'n'roll con jazz y efectos sintéticos y hasta algún toque folk. Un rareza exquisita en la que destacan especialmente el violín y el contrabajo en un dueto lleno de ritmo.
“Energia” - Realmente el disco de vinilo en su edición original comenzaba con este corte en el que voces infantiles se combinan en un principio con la melodía principal de “Fetus”, la pieza que en CD ocupa el primer puesto del “tracklist”. Tras una breve pausa entramos en la parte central de la composición en la que la voz de Battiato se combina con ritmos y sonidos que recuerdan a los primeros Kraftwerk, contemporáneos de esta grabación.
“Fenomenologia” - Con una serie de acordes de guitarra en el más puro estilo de Pink Floyd o, por qué no, de Premiata Forneria Marconi, comienza una de las mejores canciones del disco con un Battiato perfectamente reconocible incluso por los que sólo tienen como referencia sus discos más conocidos de los años ochenta. Como ocurre en todo el trabajo, las canciones tienen un montón de variaciones y esta incluye un extraño estribillo en el que el artista canta repetidamente la ecuación que define la forma de una onda sinusoidal justo antes de introducirnos en un psicodélico pasaje electrónico que concluye de forma similar a como empezaba el tema minutos antes.
“Meccanica” - Quizá la pieza más experimental del disco. Sintetizadores y percusiones desatadas dibujan un paisaje propio del floreciente rock progresivo de entonces que desemboca de forma algo atropellada en una segunda parte en la que el bajo eléctrico y el violín presentan el tema central que luego desarrollarán los teclados. Una breve intervención vocal se ve interrumpida por un nuevo “riff” electrónico y ambas escenas se alternarán durante unos minutos con la incorporación final de unos fantasmagóricos coros que parecen sacados de una obra de Ligeti. La referencia nos parece menos casual cuando escuchamos fragmentos de conversaciones de los astronautas del Apolo XI combinados con música clásica (en este caso, de J.S.Bach). Es inevitable entonces pensar en “2001” de Stanley Kubrick, influencia más que probable, habida cuenta del poco tiempo que había transcurrido en el momento de la grabación del disco desde el estreno de la película.
“Anafase” - Más referencias espaciales aparecen en los textos del comienzo del siguiente corte, tan vanguardista como el anterior y compuesto, en realidad de varios micro-temas que bien podrían haber tenido títulos separados (algo aplicable, en realidad, a la práctica totalidad del disco). Los sonidos electrónicos están a la altura de los que empleaban en la época los pioneros alemanes de los sintetizadores y, de hecho, pasarían desapercibidos en cualquiera de los primeros discos de Tangerine Dream o Klaus Schulze. Incluso la utilización del órgano en el segmento final es muy característica de los estilos de ambos. Cerrando la pieza escuchamos de nuevo una referencia a otro de los cortes anteriores del disco: “Fenomenología”.
“Mutazione” - Concluye el trabajo con otra canción memorable en la que tenemos todos los elementos de la música más avanzada de aquellos años dentro del ámbito de la música popular: guitarras “floydianas”, percusiones propias del rock progresivo, coros psicodélicos y efectos electrónicos de primera fila. Todo ello adornando un emocionante “in crescendo” que pone el punto final al disco de un modo inmejorable.
Nos llama mucho la atención el hecho de que en la edición en CD que tenemos del disco, éste venga rotulado como “sperimentale 72-78” y también que tres de los ocho cortes del mismo vengan fechados en 1975 cuando según todas las referencias que encontramos, el disco se publicó en 1972. Ignoramos si esto se debe a que alguna de las versiones de nuestra edición se corresponden con regrabaciones posteriores de esos mismos cortes.
Hecha esta precisión, queremos terminar manifestando nuestra gran admiración por Franco Battiato como artista y pensador. En su faceta musical ha sido capaz de hacer grandes cosas en géneros completamente diferentes alcanzando el éxito de la forma más insospechada. También esos discos “pop” de los ochenta que le dieron la fama en nuestro país nos parecen extraordinarios pero es la primera etapa de su carrera, la que se abre con “Fetus”, la más fascinante de todas y a la que, seguro, dedicaremos más entradas en el futuro. Si no habéis tenido la ocasión de disfrutarla aún, os la recomendamos vivamente.