Revista Cultura y Ocio

Baudelaire y Émile Egger en Montparnasse: fama y vanidad

Publicado el 05 enero 2015 por Franciscogarciajurado
Baudelaire y Émile Egger en Montparnasse: fama y vanidad La primavera de 2007 acudimos María José y yo a París porque era necesario, entre otras cosas, visitar el Museo Gustave Moreau, a fin de completar el catálogo de retratos imaginarios de poetas griegos hechos por este pintor. En otra ocasión hablaremos de ello. Hoy, quiero relatar la experiencia de la fama y la vanidad que, cómo no, también podemos ver en los propios cementerios. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO HLGE
El caso es que tenía ganas de visitar la tumba de Baudelaire en Montparnasse, uno de los célebres cementerios parisinos que atesoran tantas sepulturas de celebridades. Sé que muchos turistas acuden a este cementerio en busca de sus escritores y artistas famosos. Lo cierto es que costó algo encontrar la célebre tumba, bastante discreta y escondida en lo que se llama la División Quinta. He de reconocer que si no es por María José no habría dado con ella, habida cuenta de mi despiste crónico.
Curiosamente, al principio, creí que la tumba sería más notoria, algo así como la que podéis ver ahora junto al texto. Pues bien, me acerqué primero a esta tumba, cuya fotografía contempláis y podéis ampliar, y comprobé que se trataba, nada menos, que de la tumba de Émile Egger, el célebre clasisista francés e historiador de la literatura clásica. Estas son algunas de sus obras:
Essai sur l'histoire de la critique chez les Grecs (1849)
Notions élémentaires de grammaire compare (1852)
Apollonius Dyscole, essai sur l'histoire des théories grammaticales dans l'Antiquité (1854)
Mémoires de littérature ancienne (1862)
Mémoires d'histoire ancienne et de philologie (1863)
Les Papyrus grecs du Musée du Louvre et de la Bibliothèque Impériale (1865)
Études sur les traits publics chez les Grecs et les Romains (1866)
L'Hellénisme en France (1869)
La Littérature grecque (1890).
Naturalente, hoy día casi nadie conoce a esta otrora gloria de la cultura y la ciencia de Francia. Sólo quienes tenemos como pequeños héroes a estos insignes filólogos somos capaces de comprender lo que pudieron ser y significar para su tiempo.
Baudelaire y Émile Egger en Montparnasse: fama y vanidad
En comparación con la tumba de Baudelaire, enterrado junto a otros familiares, la tumba de Egger es con diferencia mucho más notoria. Además, el nombre de Baudelaire ni tan siquiera aparece al comienzo de la lápida. Si no fuera por las coronas y las flores que aún se depositan sobre el lugar en el que reposan los restos del autor de Las Flores del Mal no sabríamos, ciertamente, que esa es la tumba del gran poeta maldito.
Me gusta pensar, fabular más bien, que el filólogo Egger llevará años mirando de reojo, y no muy bueno, por cierto, el continuo trasiego de visitantes hacia la tumba vecina, la de un poeta "moderno" y poco digno, mientras que a él le ignoran, o le ven como uno de tantos personajes desconocidos de los siglos pasados.
Como bien supo ver Clarín en su cuento "Vario", dedicado a ese poeta famoso en la época de Agusto del que apenas se han conservado un par de versos, sería muy asombroso para algunas personas saber cuán olvidadas estarán al cabo de los años, en contraste con la efímera fama de la que han disfrutado acaso en vida.
: Francisco García Jurado
HLGE

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