Toca esta semana cerrar la fase de Octavos de Final de la Champions League con un detalle ciertamente interesante a la hora de evaluar factores no ligados directamente con el juego pero sí que tiene una repercusión importante a la hora de disputar una competición diferente a la doméstica.Bayern y Barça marchan líderes destacados de sus campeonatos, una situación que les debería facilitar la concentración en la Champions pero dos de los máximos candidatos al triunfo final encararán esta vuelta de forma muy diferente. Mientras los alemanes deberán controlar una gran renta, los culés tiene que llevar a cabo una remontada si quieren seguir con vida en la competición.
¿Cómo es posible? Lo primero es que ambos se enfrentaban a dos rivales de nivel. A estas alturas es raro no encontrarse con un escollo relevante. Eso sí, los dos, en la primera cita relevante en Europa confirmaron sus dinámicas. Mientras el Arsenal se mostró un par de escalones por debajo de la élite que pelea por la Champions, el Milan, que planteó un partido inteligente, vio como también en Europa se remarcaba su tendencia ascendente. Pero volviendo a los protagonistas, vemos que partiendo desde la misma comodidad doméstica, han sufrido un efecto totalmente contrario. Mientras el equipo de Heynckes ha podido guardar sus mejores minutos para la Champions, el equipo azulgrana ha visto como la inercia que le vale para sacar adelante los partidos en la Liga, le ha ido restando poco a poco la intensidad que ha caracterizado su juego en el último lustro.
Pero otro factor me parece relevante por más que los protagonistas se animen a negarlo. Mientras que el Bayern ve como muy lejano su éxito en 2001 y tiene las finales de 2010 y 2012 como dos heridas abiertas que el Barça, involuntariamente, puede haberse visto saciado con la cantidad de títulos ganados en los últimos años. Así, la falta de exigencia en lo nacional junto a la menor 'urgencia' de certificar un estatus con títulos sin olvidar el continúo halago y la etiqueta de favorito en cada partido que juega crea un clima a medio camino entre la complaciencia y la presión que convierte cada derrota en una crisis y cada victoria en 'un día más en la oficina'.
Esta semana los dos equipos volverán a vestirse para lucir en Europa y los dos con la confirmación liguera. ¿Volverán a encontrarse con sus tendencias europeas?