Revista Cultura y Ocio
¡¡¡¡¡Ya estoy de vuelta!!!!! con las pilas menos cargadas de lo que me gustaría y con menos tiempo del que ya disponía, supongo que es temporal, pero negar la evidencia sería un poco tonto y no voy a caer en ese juego. He resuelto tomarme las cosas con calma, dedicar al blog el tiempo que buenamente pueda, seguir leyendo en la medida de mis posibilidades y visitaros y comentaros en la misma medida.
Luchar contra Cronos es muy cansado, intentar arañar minutos y segundos es desesperante y al final el circulo vicioso al que te aboca te termina agotando y convirtiendo la lectura y el blog en una obligación, en lugar de un entretenimiento. He resuelto muy a mi pesar no participar en lecturas conjuntas sobre libros que no tenga en mi poder y que suponga añadir más ejemplares a una estantería ya de por si repleta de titulos que me seducen pero que no puedo disfrutar.
Del mismo modo no voy a participar en concursos a no ser que el libro me apetezca muchisimo, la razón es de peso, no puedo acumular más libros por leer, creo que me llevará toda esta vida y parte de una futura leer todo lo que en este momento tengo en casa, teniendo en cuenta mi ritmo de lectura actual, que no es nada despreciable, pero no es el que a mi me gustaría.
Tengo pendientes muchas entradas, entre ellas el resultado de mi maraton de agosto que espero tener listo el lunes o el martes, y las reseñas de los libros que he podido disfrutar. He de confesar que este verano he caído en la tentación, he roto mi orden de alejamiento de librerías y he saturado mis estantes con tres libros más, entre ellos el que ocupa mi tiempo libre en estos momentos.
Los que tengan buena memoría, recordarán que es un libro que incluí en mi maraton y que presumía de que posiblemente fuera el único que leyera... pues ya veis no ha sido así, y el motivo es muy sencillo. Este verano he viajado bastante a la capi, en uno de esos viajes me deje mi preciado libro, y como me esperaban unas cuantas horas de asueto y no sabía muy bien con que llenarlas me pasé por una librería, con la intención de comprar en formato bolsillo El haiku de las palabras perdidas de Andrés Pascual, pero no me pude resistir a una oferta para mí suculenta y me llevé dos ejemplares uno de ellos El error azul, de Javier Lorenzo, y como no podía ser de otra forma con las ganas que le tenía lo empecé de inmediato...
Pero me equivoqué, y no es porque el libro no me guste, todo lo contrario, si no porque el que se había quedado olvidado en casa no era otro que Tiempo de arena de Inma Chacon, ambos libros se me eclipsaban y se me hizo imposible primero simultanearlos y después leerlos seguidos, creo que ambos merecían su momento de gloria y no ser comparados... He ahí el motivo por el que entrado septiembre todavía tengo el libro en el regazo y disfruto de una lectura gourmet.
Titulo: El error azul
Autor: Javier Lorenzo
Editorial: Planeta
Nº Paginas: 349
"Ninguna mujer es culpable de que la amen dos hombres a la vez". La abuela Generosa siempre le decía eso. En voz baja, claro; dirigiéndose a las paredes antes que a cualquier ser vivo en el mundo. Solía hacerlo mientras el sol se colaba por las persianas con la intención horizontal y carcelaria, mientras las acrobáticas motas de polvo jugaban con los rayos que se atrevían a invadir la estancia en la que holgaron sus muy honorables antepasados, y mientras el huevo de madera sobre el que zurcía calcetines o subía los puntos en las carreras de las medias se acomodaba a la copa del cristal tallado de Mallorca._No, ninguna es culpable _ repetían aquellos ojos gastados que no esperaban respuesta.
Un principio contundente que ya revela la calidad de la lectura que se tiene entre manos, estoy más o menos por la mitad, disfrutando cada línea, cada palabra, cada imagen, incluso me parece oír el sonido de las voces de los protagonistas... pero eso lo dejo para la reseña...