Desde que vi la reseña en el blog de Bookworm, se me antojó el libro, y de que forma, no os lo podéis imaginar. Parecía que me perseguía, empecé a verlo por la blogosfera, lo poco que iba a librerías, allí estaba guiñandome el ojito, y las ganas de leerlo crecían proporcionalmente a mi poco tiempo para leer, y no es moco de pavo...
Se que con el poco tiempo que tengo ni siquiera lo tenía que haber reservado, pero no me pude resistir y tampoco sabía que mi poco tiempo todavía mermaría más. Si a eso le añadimos que me atasqué con la lectura conjunta y eso que el libro es interesantisimo, pero para mi ha sido duro de leer, y merecía una lectura más reposada que la que he podido hacer, aún así no me he querido bajar del carro y el lunes todo lo más tardar haré mi contribución a la lectura conjunta, ando puliendo reseña. Pues os decía, madre mía últimamente lo que me voy por las ramas, que el libro ha dormido en mis estanterías muchos días antes de poder hincarle el diente, y espero poder leérmelo en los pocos días que me quedan para devolverlo. Ya se que me vais a decir que el mundo no se acaba por eso, que deje pasar unos días y que lo vuelva a reservar, si la teoría me la sé, pero llevarla a la práctica me cuesta mucho...
No os puedo decir mucho del libro porque lo acabo de empezar, sólo espero que me guste la mitad de lo que les ha gustado a quienes lo han leído antes que yo, con ello ya me doy por satisfecha y doy el esfuerzo por bien empleado, porque cabalas y malabarismos me va a tocar hacer miles...
Titulo: El taller de los libros prohibidos.
Autor: Eduardo Roca.
Editorial: Martínez Roca.
Serie: Novela histórica.
Nº páginas: 637
Alrededores de Colonia, 1430
"Una pequeña figura observaba agazapada entre las ramas más bajas de un inmenso castaño. La espesura del bosque justificaba su posición. Pronto, la paciencia le concedió sus deseos y un conejo, pardo y peludo, apareció detrás del grueso tronco de un haya centenaria. Se incorporo apenas y frotó su nariz con las patas delanteras. Cuando estuvo más cerca, se abalanzó, sobre él a toda velocidad y la pieza pasó a colgar inerte de su cinturón.
Inició el camino de regreso a su casa con un alegre silbido. Su padre lo había echado esa misma mañana llamándolo vago y aprovechado, pero en solo unas horas volvería con un conejo para la cena y tendría que tragarse sus palabras. Despreocupado, continuó ascendiendo la senda umbría. Lo que vio cuando llegó a la cima lo dejo paralizado: un destacamento de cinco guardias lo observaba en silencio. Se quedó parado ante ellos unos instantes, mudo, y los soldados le devolvieron la mirada. Cuando el pequeño empezó a correr volviendo sobre sus pasos montaña abajo, comenzaron a perseguirlo."
No parece que el principio tenga mucho que ver con libros, encuadernaciones y cosas por el estilo, pero ya veremos que me depara la lectura...