Revista Cultura y Ocio

BBF#94: "Respirar por la herida", de Víctor del Árbol

Publicado el 11 julio 2014 por Lidiacasado
     Llevo toda la semana enamorada de este libro y, la verdad, no quiero que acabe. Hay formas de escribir tan especiales, historias tan singulares y novelas que te mantienen con el alma en vilo y el corazón encogido que te roban el aliento sin remedio. Y Respirar por la herida es una de ellas. Empieza así:

 BBF#94


El paisaje no miente pero la mirada lo disfraza, de modo que cada vez el mismo lugar es distinto, como si lo que vemos fuera un reflejo de nuestro estado de ánimo.
   Una señal desdibujada junto a la carretera de Toledo indicaba la entrada del pueblo. No era bonito, ni siquiera tenía la iglesia románica que al menos tienen todos los pueblos feos. Pero estaba en el mapa y existía. Su existencia se adivinaba a lo lejos como una mancha pardusca en medio de la nada, flanqueado a lado y lado por vastísimas extensiones de campos dorados. Eduardo subió el volumen de la radio y se sumergió en la música de Miles Davis, como si «Blue in Green» se hubiera compuesto solo para que él pudiera disfrutar de ese momento ingrávido. El sonido silbante de la melodía y el crepitar del tabaco al quemarse cerca de su nariz le permitían sentirse bien y eso era más de lo que conseguía la mayor parte del tiempo. La botella medio vacía de whisky que rodaba bajo el asiento había hecho el resto. Pero no se puede vivir dentro de una canción, como no se puede vivir dentro de un coche que huele a tabaco y que tiene la guantera llena de tiquetes de aparcamiento caducados que nunca recordaba tirar.
(“Respirar por la herida, Víctor del Árbol)
   Es difícil leer cuando sientes dos cosas totalmente dispares a la vez: la necesidad de continuar adelante, profundizando en las historias que nos proponer Del Árbol y parar, detener el tiempo y quedarte toda la vida acompañando a Eduardo, Gloria, Arthur, Ibrahim, Graciela, Olga, Andrea y el resto de personajes inolvidables que pueblan una novela tan especial como esta. Lo acabaré, está claro, pero sé que algunas de las historias y de las escenas que nos dibuja Víctor del Árbol se quedarán conmigo. Para siempre. Imposible olvidarlas.   Nos seguimos leyendo.

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