Beastly la Bestia, de Alex Flinn

Título: Beastly la Bestia.
Título original: Beastly.
Autor: Alex Flinn.
Editorial: Versatil.
Páginas: 269
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 9788493704292
Precio: 14,90€
Sinopsis:
SOY UNA BESTIA. Una bestia. No soy exactamente un lobo, ni un oso, ni un gorila, ni un perro, sino una criatura nueva y horrible que camina erguida. Una criatura con colmillos y garras y con pelo en todos los poros de mi cuerpo. Soy un monstruo.
¿Crees que esto es un cuento de hadas? Para nada. Sucede en Nueva York y sucede ahora. No es una deformidad, ni tampoco una enfermedad. Y me quedaré así -condenado- a menos que pueda deshacer el hechizo.
Si, el hechizo que me lanzó la bruja con la que iba a clase de inglés. ¿Por qué me convirtió en una bestia que se oculta durante el día y sale a merodear por las noches? Te lo contaré. Te contaré cómo solía ser Kyle Kingsbury, el chico que te gustaría ser, con dinero, el físico perfecto y la vida perfecta. Y después te contaré cómo me convertí en la perfecta... Bestia.
Opinión Personal:
Beastly la Bestia es un libro que cuenta la historia de La Bella y la Bestia pero en versión moderna y ambientado en las calles de Nueva York.
Kyle Kingsbury es el hijo de un importante y conocido periodista que sale en televisión llamado Rob Kingsbury. Sobra decir que la vida de Kyle era absolutamente perfecta: tenía un buen físico, una cara bonita, era inteligente (aunque esto lo explotara poco), tenía a todas las chicas a las que quería en la palma de la mano y pasaba la mayor parte del tiempo solo en casa, ya que su padre era un adicto al trabajo.
Pero todo cambia en la vida de Kyle cuando Kendra Hilferty, una chica bajita, gorda y fea, se cruza en su camino y le hechiza, haciendo que Kyle se convierta en una bestia fea y desagradable, y dándole 2 años para encontrar el verdadero amor, ese que hará que el hechizo desaparezca con un beso. A partir de entonces, la vida del increible e impresionante Kyle da un giro de 360 grados.

Me cambié el nombre.
Kyle Kingsbury ya no existía. Ya no quedaba nada de él. Kyle Kingsbury estaba muerto. Renuncié a aquel nombre. Busqué en Internet el significado de Kyle y aquello medio la idea. Kyle significa "guapo". Pero yo ya no lo era. Encontré un nombre que significaba "feo", Feo (¿quién le pondría aquel nombre a su hijo?), pero finalmente me decidí por Adrian, que significa "oscuro". Aquel era yo, el oscuro. Ahora todo el mundo -es decir, Magda y Will- me llamaba Adrian. Era la oscuridad.Según se avanza en la historia, se nota claramente el cambio que se produce en Kyle: de ser un chico egocéntrico, egoísta y cruel, pasa a ser un una mejor persona, incluso llega a enamorarse y a sufrir por ese amor que duda muchísimo que sea correspondido.
También se pueden observar cómo los que pensaba que eran sus amigos le abandonan en cuanto deja de asistir a clases; aunque también es cierto que conoce a otras personas como Will Fratalli, su nuevo profesor, un chico joven y ciego pero que es todo sabiduría y amabilidad; incluso llega a coger cariño a Magda, la sirvienta que vive con ellos.
La verdad es que la historia me ha gustado bastante. El ritmo del libro es muy ágil, su lectura es sencilla y rápida, y la historia hace que te enganches desde la primera página y no puedas soltar el libro hasta haberlo acabado. Os recomiendo que lo leáis, porque seguro que os gusta.
Puntuación: