Sábado 8 de enero, 20:30 horas. Casa de Cultura, Avilés. Gala Lírica, Sabugo Filarmonía, Gabriel Ureña (cello), Beatriz Díaz (soprano), Rubén Díez (director).
Hay sitios y personas con las que estamos mejor que en casa, y qué mejor forma de acabar las vacaciones navideñas que "en familia musical": Avilés, amigos a pares (imposible citarlos todos) y unidos por Beatriz Díaz, recién llegada de Tenerife y capaz de lograr una gran entrada donde no "son todos los que están" pero "están todos los que son", un público que la adora (creo que estábamos todos los seguidores "venecianos") y que sabía lo difícil que resultará volver a tenerla entre nosotros ante un 2.011 que se está llenando de actuaciones en Italia y América del Sur pero nada por España.
Uno de los artífices de este regalo de reyes su pianista habitual, compositor y director local Rubén Díez que cambió las teclas por "su orquesta" Sabugo Filarmonía preparando un programa con la ópera de protagonista y con los intermedios lógicos de descanso vocal donde además de la "lírica" que calificaba la gala, también pudimos escuchar ese "Allegretto" de la Séptima de Beethoven (más tranquilo de lo habitual pero compacto y acorde con el lirismo del ambiente) o la Nana del propio Rubén (una joya que no me canso de escuchar) con el cello del gran Gabriel Ureña, capaz de recordarnos que es el instrumento más parecido a la voz humana, además con la dedicatoria y recuerdo, extensivo a su hermana (violín primero de la orquesta) al gran melómano que fue su abuelo recientemente fallecido, cronista oficial de Avilés.
La velada se inició con el Preludio de "La Traviata" (Verdi) donde la orquesta tardó en arrancar y afianzarse, en parte lógico por no ser profesionales ni formación estable, pero siempre de agradecer lo que su titular y responsable desde su creación consigue sacar de todos ellos. La salida a escena de nuestra gran soprano además de levantar comentarios de las señoras que tenía detrás (alusivas al color o largo del vestido y del juego con el mantón) también centró a los instrumentistas perfectamente llevados desde la batuta aunque no respondan igual que el piano. De reseñar la acústica asistida de la sala que dotó de una reverberación artificial aunque bien ajustada a las condiciones, así como algún ligero pitido por momentos (tal vez debido a acoples microfónicos), todo para disfrutar de un repertorio muy bien elegido. Las dos páginas francesas han vuelto a demostrar cómo trabaja nuestra voz femenina más internacional que no busca la comodidad sino la perfección: dicción, expresión, proyección, técnica siempre al servicio de una musicalidad exhuberante y la interpretación en cada número entrando y saliendo de los papeles con una pasmosa facilidad, primero la "Manon" (Massenet) con Adieu, notre petite table y después la conocida como "aria de las joyas" Ah! je ris de me voir de Margarita en el "Fausto" (Gounod), auténticas delicias para el oído e incluso para la vista.
En medio esa hermosura del Intermezzo de "Cavallería Rusticana" (Mascagni) que sonó algo "pequeña" por la falta de más efectivos aunque compensados por las ganas y buen hacer de todos, para cerrar con Prendi, per me sei libero de la Adina de "L'Elisir d'amore" (Donizetti) que tan buen sabor de boca dejó en La Fenice (como para volver a ella en el Carnaval Veneciano aunque como Musetta) y la orquesta nuevamente de gran acompañante detrás de la voz (que no en el foso) que está ganando no ya volumen en el registro grave sino uniformidad de color en toda ella.
La segunda parte comenzó con el ya citado Allegretto beethoveniano que sirvió de "calentamiento" instrumental para devolvernos a la Beatriz Díaz más italiana y bien acompañada en todos las arias: primero la Nannetta del "Falstaff" (Verdi), un papel nada protagonista pero lleno de dulzura y gracia que le va perfecto a su voz, y tras la Nana rubeniana nada menos que el Puccini para quien la soprano de Boo está con el traje a medida en todos los roles, confirmándonos que en estos momentos es "su autor", haciendo auténticas recreaciones: la Liu del Tu che di gel sei cinta ("Turandot") es toda una referencia que ya disfrutaron en Bilbao y pudimos corroborar en esta gala, para sin apenas respiro meterse en el papel de la Lauretta de "Gianni Schicchi" con O mio babbino caro que casi nos corta la respiración, siempre con la orquesta acompañando en su sitio, muy bien llevada por el Maestro Díez, gran conocedor y amante de estas partituras, lo que siempre es de agradecer, dejando mandar la voz que pudo así recrearse en todas y cada una de las muchas notas que el toscano llamado "sucesor de Verdi" escribió.
La propina no podía ser otra que su actual Musetta ("con alma de Mimí") de "La Bohème" que ya cantó en Génova y recientemente en La Maestranza compartiendo cartel con Ainhoa Arteta (¡también fue Musetta!). Su Quando men vo es simplemente una delicia y el papel otra nueva recreación de Beatriz Díaz de Boo. Los aplausos fueron tan largos que obligaron a bisar la Lauretta, aún mejor que a la primera rompiendo el dicho de las segundas partes. Mucho más que un regalo de Reyes o el Roscón que me traje para casa. Si Berlín tuvo a Garança, Dudamel y la Filarmónica en la Gala de San Silvestre, Avilés a Beatriz, Rubén y la Sabugo en la Gala de Reyes.
Musetta volverá a Venecia en Marzo y Lauretta cruzará el charco hasta Buenos Aires en Junio. Seguiré recolectando "MUCHO CUCHO®" para enviarle si no puedo hacerlo en persona, porque BEATRIZ DÍAZ es GRANDE.
P. D. 1: Por una vez la prensa (El Comercio Digital) ha sido más rápida que yo, aunque a Rubén Díez le apelliden Arias, supongo que cosas de la inmediatez en la reseña.