El día de Navidad Bebé cumplió 20 meses, una cifra redonda, bonita, y que supone el cambio de decena pero, sobre todo, un gran cambio en él, una auténtica explosión.
Si en algún momento he estado algo pendiente de la evolución de su lenguaje, pues apenas decía unas pocas palabras muy básicas, parece que durante la Navidad se le han conectado neuronas de las que controlan el uso de la lengua porque todos los días añade alguna palabra nueva. Así que ahora a esos gestos tan graciosísimos que ya hacía, que parecía un mimo de lo bien que se expresaba por signos, tenemos una palabra que acompaña su necesidad. De hecho, el día de Nochevieja añadió a su vocabulario la palabra SÍ, que sin duda alguna le está viniendo de perlas (y esperemos que ayude a relajar la negatividad que traía sólo poder expresarse explicando lo que no le gusta).
Quizá esté comiendo algo mejor dentro de lo poquito que come, más que nada porque parece que ya va mascando y tragando alimentos (y no solamente rumiándolos y escupiéndolos a continuación). Parece que poco a poco se va decantando por algunos sabores, que va teniendo sus “platos favoritos”, como las aceitunas o el arroz.
En cuanto al sueño, no sé si hay luz al final del túnel. Quizá haya habido una ligera mejoría pues algunas noches ha logrado enlazar 5-6 horas seguidas de sueño, creo que un par de noches ha hecho 7-8 horas seguidas, pero la gran mayoría de ellas sigue despertando cada dos horas, a veces menos, y muchas de ellas se las pasa mamando sin descanso. Las siestas van regular, le cuesta mantener el sueño durante ellas y se despierta enseguida y muy sofocado llorando, lo que garantiza una tarde con el peor de los humores posible.
Es todo un bicho, no para de hacer trastadas y de encaramarse a todos los muebles. Es un peligro andante porque además es muy muy hábil y no hay reto que se le resista.
Su alta demanda sigue ahí, y eso es sin duda lo que marca el día a día y lo hace complicadísimo, pero por lo menos ha ido admitiendo y disfrutando su relación con otras personas distintas a mi, ocasión que estamos intentando aprovechar para hacer algunas cosas que con él eran muy dificultosas o directamente imposibles, como por ejemplo ir al cine con su hermano mayor.
¡Veremos qué depara 2014! Tengo ganas de descubrir al niño en el que se convertirá durante este año.
Por cierto, ¡Feliz Año Nuevo!