Un bebé decide por su cuenta y sin otro estímulo no despertarse durante la noche. Una madre opta por disfrutar el acontecimiento sin elaborar una teoría al respecto.
Es domingo y me desperté a las 10. Casi me infarto. Salí corriendo para la cuna del bebé y lo alcé para ver si estaba vivo. Es que hace un año y medio exacto desde que nació y desde entonces nunca duermo más allá de las 6.30 de la mañana. Es más, tampoco duerme toda la noche. Se despierta a la 1 y a las 4 y quiere comer. Por suerte lo amamanto asi que no es tanto rollo. Pero no duermo la noche entera nunca. Probé de todo menos dejarlo llorar. Ese es mi límite. Todos tenemos alguno. Ese es el mío. No me importa quién lo diga. No voy a dejarlo llorar. Todo el mundo me da una fórmula. Y todas esas recetas dan por sentado que hay algo que estoy haciendo mal. Si escuchás a hablar a la gente te das cuenta de que existe una creencia general que dice que la madre es la que menos sabe. Y a veces medio que te convencen. Especialmente cuando son las 4 de la mañana y el bebé llora y me levanto y le doy la teta y me quedo dormida y cuando me despierto a la mañana me duele todo y tengo un humor de perros.
Estoy segura de que estas noches en vela están arruinando irrevocablemente mi sistema nervioso. Pero tiene que haber otra forma de lograr que duerma la noche de un tirón.
Y parece que finalmente ocurrió. Parece haber decidido por su cuenta de que ya era hora de aprovechar la noche para descansar. Yo no hice nada distinto de lo que vengo haciendo. No empezó jardín. Ni duerme menos siesta. Tampoco lo alimenté más de lo acostumbrado. ¿Habrá funcionado esto de estar ahí y demostrarle asi que si se despierta será atendido? No sé. No quisiera convertir esto en una teoría con la que torturar a las demás madres. Quizás no haya una ley general para criar hijos. Es posible que cada madre sea capaz de sintonizar con su bebé e ir respondiendo a sus necesidades, vez a vez, naturalmente. Pero, ¿quién soy yo para decidir eso?
por Denise Schuman