Hace meses atrás les comentaba acerca del caso de Luz Milagros, una bebé argentina prematura, dada por muerta por el equipo médico y cómo el deseo ferviente de su madre de despedirse de ella, le permitió hallarla aún viva en la morgue.
El año pasado comentábamos el caso de Jamie Ogg, un gemelo nacido en Australia, también prematuro -esta vez de 27 semanas- quien fue dado igualmente por muerto por el equipo sanitario y evidentemente no lo estaba cuando tras permanecer unas dos horas sobre el pecho de su madre -quien también insistió en despedirse-mostró claras señales de vida moviendo la cabeza de un lado a otro, suspirando, e incluso abriendo los ojos. No fue tan sencillo como suena; su madre decía al médico que el bebé suspiraba y éste le afirmaba que eran actos reflejos, que no podía estar vivo, y sin embargo, tras pasar más rato y examinar nuevamente al bebé bajo su insistencia, se dieron cuenta que sí lo estaba.
Les comentaba en aquel artículo acerca de la atención primaria del recién nacido, y cómo el colocarlo directamente sobre el pecho de su madre, respetar ese tiempo y ese espacio, esa necesidad de seguir juntos -con todos los beneficios que ello trae para ambos (regulación del ritmo respiratorio, cardíaco, de la temperatura corporal, etc.), sin necesidad de pedirlo; siempre que la condición de salud del bebé o de la madre no lo contraindique, a mi parecer debería ser la norma.
Hoy les traigo una nueva noticia de un bebé prematuro-milagro, junto con una reflexión al respecto.
Maddalena Douse, una gemela nacida en el Reino Unido, cuya hermanita Isabella falleció pocas semanas tras su nacimiento, es la prematura más pequeña que ha logrado sobrevivir hasta el momento en aquel país. Lo más triste, e irónicamente, a la vez lo más alegre, sobre lo cual merece la pena detenernos a pensar es que el equipo médico luchó por la vida de Maddalena porque parecía tener al peso mínimo requerido para ello. Una vez colocado su respirador, se dieron cuenta de que alguien había dejado olvidadas unas tijeras sobre la balanza -lo cual la inclinó a su favor-, y que en realidad pesaba apenas 382gramos.
Al parecer, los bebés que pesan menos de medio kilo al nacer no son considerados viables, por lo que el equipo médico, según esta fuente no lucha de manera activa por ayudarlos si apenas cuentan con 22 semanas y 6 días, o si no lleguen al peso mínimo indicado. Tras conocer esto, me pregunto si es justo no recibir la máxima atención médica por una diferencia de apenas 24 horas, o de pocos gramos. El milagro de Maddalena nos indica que deberían flexibilizarse estas normas porque algunos pequeños luchan hasta el final y con la ayuda necesaria ¡lo logran!
El caso de Maddalena, al igual que el de Luz Milagros, y el de Jamie Ogg, me hacen preguntarme también, por qué existen estos parámetros mínimos de peso y talla en prematuros para darles toda la atención, por qué no luchamos simplemente -con toda el alma- independientemente del peso o talla de estos pequeños luchadores. Por qué los hospitales no tienen por norma -como les comentaba anteriormente- dejar al bebé todo el tiempo que así requiera, sobre el pecho de su madre. Después de todo siguen siendo, prácticamente, un mismo cuerpo, tal y como lo han sido durante las pocas semanas de gestación que hayan tenido en cada caso.
Personalmente, puedo contarles que una de mis amigas de hace muchos años, nació tras 5 meses de gestación, y sigue viva y sana a día de hoy. Cuando comenté su caso con mis profesores de medicina interna en la universidad, me dijeron que era imposible, que tenía que estar confundida yo, relatando su historia, o bien su madre en la cuenta de cuánto llevaba de gestación -y sin embargo, su madre insiste que llevaba bien la cuenta, y que tenía apenas 5 meses de embarazo cuando se puso de parto.
Para ponerles al día con estos nuevos bebés milagro, que cada día me recuerdan el caso de mi amiga y me reafirman que lo que su madre dice para mí sí es verdad, les cuento que Analía Boutet, la madre de Luz Milagros Veron Boutet, comentó en la página de Facebook de la niña, que Luz ya estaba pesando más de cuatro kilogramos hace aproximadamente un mes, y que progresa muy bien. Jamie y Emily, los gemelos de Kate y David Ogg, ya han cumplido dos años de edad. Maddalena Douse ya está pesando casi dos kilos y medio, y ha sido dada de alta tras seis meses en cuidados intensivos neonatales y se encuentra al cuidado y cariño de Kate y Renato, sus padres.
Y nuevamente me pregunto, y les pregunto a ustedes también: ¿Qué podemos hacer para que se respete la necesidad de contacto mamá-bebé inmediato y prolongado tras el parto? Si disfrutaste de este artículo y crees que estas historias puedan inspirar a más familias a luchar con más esperanza por la vida de sus pequeños en caso de tener un parto prematuro, por favor compártelo. Gracias.
Más información:
- Reflexiones sobre el Método Canguro
- Nils Bergman habla del caso de Jamie Ogg
- Actualización caso Jamie Ogg en Huffington Post
- Caso Maddalena Douse en Mail Online
- Facebook de Luz Milagros Veron Boutet
AmorMaternal.com Si quieres formar parte de nuestra comunidad de mamás, únete a nuestra página de Facebook, o síguenos por Twitter
{Foto portada}
{Edición blanco y negro por BlogDesign.es}
Mira el resto de mis diseños en La Tiendita Amor Maternal =)