Beber agua no aumenta significativamente la cantidad de calorías quemadas, posiblemente ingerir agua fría puede aumentar el gasto de energía, pero solo por un corto tiempo.
Beber agua antes de las comidas puede reducir el apetito en adultos de mediana edad y mayores, pero no en adultos más jóvenes. Existe evidencia limitada para respaldar la obtenida de que reducir el apetito conduce a la pérdida de peso a largo plazo.
El agua no regula adecuadamente el apetito ni te hace sentir lleno. Mezclar agua con otras sustancias, como fibra o sopas, puede prolongar la sensación de saciedad. Cambiar las bebidas altas en calorías por agua puede ayudar a reducir el consumo diario de calorías.
Si bien es posible que el agua no contribuya directamente a la pérdida de peso, puede respaldar el llevar un estilo de vida saludable.