Los bebés que no han sido circuncidados pueden ser más propensos a que se desarrollen infecciones urinarias sin tener en cuenta si el prepucio está tirante o no. Concretamente se estima que un bebé sin circuncidar tiene una posibilidad en 100 de padecer su primer año una ITU, mientras que en los bebés circuncidados ese riesgo es de 1 entre 1000.
Se ha descubierto tras atender por el equipo de Alexander Sasha Subrovky a 393 bebés atendidos de emergencias del hospital para un cultivo de orina por cateterismo de los cuales 309 no estaban circuncidados.
El 25% de bebés sin circuncidar tenían una infección, mientras que los bebés circuncidados el 5% de los bebés la tenían. Está clara la diferencia entre los bebés sin circuncidar con los bebés circuncidados con respecto a las infecciones urinarias. Además, el prepucio tirante acumula más bacterias.
El problema es que en los bebés las infecciones del tracto urinario son más difíciles de reconocer porque ofrecen unos síntomas más vagos, como el malestar o la fiebre leve, mientras que la mayoría de bebés con estos síntomas no tienen esta infección. Por eso mismo, es necesario reconocer los bebés con mayores riesgos para poder evaluarlos, y es que suele necesitarse una cateterización, algo que no es nada agradable.
Además, hay que destacar que la circuncisión reduce el riesgo de infecciones del tracto urinario en bebés pero también se tienen menores riesgos de enfermedades de transmisión sexual, vih y el desarrollo de cáncer de pene. Pero aún así no es para crear debate sobre la circuncisión sí o no, sino para saber a qué bebés estudiar con preferencia para saber si tienen infección urinaria o no sabiendo lo molesto que es el procedimiento.
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