Un estudio publicado en el último número de la revista Pediatrics asocia por primera vez el autismo con la prematurez y el bajo peso al nacer. Los investigadores hicieron un seguimiento de más de dos décadas de chicos nacidos con bajo peso, y hallaron una prevalencia de autismo del 5%, mientras que en la población en general es del 1%.
Los desórdenes del espectro autista constituyen una serie de trastornos complejos del neurodesarrollo. Pueden manifestarse con escasa interacción social, silencios prolongados o ausencia de lenguaje verbal y comportamientos repetitivos, entre otros muchos síntomas. Afecta cuatro veces más a los varones que a las mujeres. Varios indicadores pueden ser detectados en los primeros meses de vida, y ya entre el primero y el segundo año se puede hacer un diagnóstico .
Los investigadores estudiaron a 1.105 niñas y niños nacidos entre 1984 y 1989 en el estado de Nueva Jersey (EE.UU.), con un peso inferior a 2 kilos. Se les hizo un seguimiento periódico y, según las características resultantes, tests específicos a los 17 y a los 21 años.
Con el tiempo, el 5% de esos chicos y chicas fue diagnosticado con autismo, en comparación con la prevalencia del 1% en la población general. “A medida que la supervivencia de bebés más pequeños mejora, los que salen adelante representan un desafío cada vez mayor de salud pública”, se sinceró la doctora Jennifer Pinto-Martin, directora del Centro para la Investigación del Autismo y Discapacidades del Desarrollo de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Pensilvania, quien condujo el estudio.
Se ignora la causa del autismo, si bien los especialistas reconocen que al menos tiene un componente genético y otro ambiental . “Hay alguna incidencia genética que se activa con un ambiente inadecuado. Es una determinación en cuanto a posibilidad, pero no una sentencia”, dice la doctora Dolores Fiol, del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Alemán. En este aspecto encuentra sentido a la relación entre autismo y prematurez: “El ser humano nace inacabado. En el caso de la prematurez, ese estadio es más notorio y a veces necesita de la tecnología; ese vínculo temprano tiene muchos intermediarios. La prematurez introduce un niño no esperado en la familia, e introduce entre padres y niños una cantidad de situaciones que hacen que ese vínculo se enrarezca”. Fiol agrega que “las intervenciones médicas deben ser muy cuidadas, porque si no, ese niño empieza a vivir el mundo como una situación agresiva”.
La especialista señala que “en otros países donde la tecnología ha avanzado, aún cuando se haya preservado al niño de las discapacidades habituales, están empezando a preguntarse por el efecto psíquico de la prematurez ”. E insiste en ese sentido en cuidar el vínculo mamá-bebé: “Los pediatras de neonatología son quienes pueden ir viendo no sólo la resolución fisiológica sino cómo lograr que esa madre se vincule con su hijo. En la Maternidad Sardá se ha visto que los bebés mejoran la respuesta inmunológica en contacto con la madre”.
“Los problemas cognitivos en estos niños pueden esconder un autismo de fondo”, observó la doctora Pinto-Martin, e instó a los padres a hacer examinar a su hijo ante cualquier sospecha de trastorno del espectro autista: “La intervención temprana mejora los resultados a largo plazo”.
Via Clarin