Ya sabemos, al menos la mayoría, que la enfermedad celiaca es una dolencia digestiva que se produce por la intolerancia al gluten, que se encuentra en la avena, malta, cebada, centeno y trigo, así como alimentos derivados. Se trata de una alteración autoinmune que se produce por el gluten por lo que es importante no consumirlo como mejor forma de combatirlo.
La enfermedad celiaca en bebés puede ser más frecuente si se presenta en los padres, ya que es hereditaria, es más frecuente en mujeres que en hombres, y si un hermano gemelo lo tiene también lo tendrá el otro. Existe un alto factor hereditario importante, por lo que se recomienda que la madre se examine para diagnosticar la enfermedad, y también sería interesante conocer si el padre lo tiene, aunque es una enfermedad difícil de diagnosticar y no se puede prevenir.
Los síntomas de la enfermedad celiaca en bebés son:
Pérdida de peso
Diarrea crónica o estreñimiento
Heces malolientes
Falta de energía, fatiga, debilidad
Barriga grande
Vómitos
Dolores abdominales
Calambres musculares
Erupción dolorosa
Y más
Aunque contar con los síntomas de la enfermedad celiaca no supone tenerla, ya que pueden ser debidos a otras enfermedades. Se suele notar la enfermedad en los bebés cuando se les da la papilla, ya que suelen perder peso y estar más irritables. Se suele presentar en la infancia entre los 6 meses y los 2 años de edad, ya que es cuando inician el consumo de harinas.
Para diagnosticarlo hay que hacer una biopsia de intestino, dando posteriormente una dieta y volviendo a repetir la prueba a los 6 años de edad. Uno de cada 200 niños es celiaco, así que debe conocer si el bebé lo tiene, sobre todo para tratarlo ya que no se puede prevenir.