Revista Salud y Bienestar

Bebidas azucaradas: ¿son buenas para los niños?

Por Magallanes Deportes @magadeportes
BEBIDAS AZUCARADAS: ¿SON BUENAS PARA LOS NIÑOS?
Por María Florencia Spirito, nutricionista.
La sed es una necesidad fisiológica que todo ser humano siente cuando su cuerpo necesita hidratarse. Por otro lado, el sabor dulce es innato, lo que significa que un bebé aceptará mucho más fácilmente un alimento dulce cuando se lo ofrecemos ante otro de sabor más neutro. Esto se observa claramente en la innegable aceptación y gusto que tienen los niños por las bebidas azucaradas. Al respecto, como padres y educadores, debemos conocer el rol que juegan estas bebidas en el contexto de la alimentación infantil, para poder aconsejar su consumo racional y evitar posibles efectos nocivos de su excesiva ingesta.
¿Cuáles son las “bebidas azucaradas”?
Son las bebidas cuyo nutriente principal y, casi exclusivo, son los azúcares. Expresados como glucosa, fructosa, sacarosa, jarabe de maíz de alta fructosa, etc. Entran dentro de esta categoría las gaseosas, jugos de frutas industrializados listos para consumir, concentrados y en polvo.
¿Cuáles son los inconvenientes de ofrecer siempre estas bebidas como aporte de líquido a los niños?
Estas bebidas suelen ser ricas en energía pero pobres en otros nutrientes esenciales, por lo que se considera que aportan “calorías vacías”. Su ingesta indiscriminada podría estar desplazando la oportunidad de incorporar otros alimentos con nutrientes de mejor calidad e imprescindibles para el crecimiento y desarrollo de los niños; siendo el principal ejemplo la leche.
Muchos niños como desayuno y/o merienda beben jugos industriales o hasta gaseosas, limitando así la oportunidad para llegar a un adecuado consumo de lácteos, tan importantes en esta etapa, para la correcta formación y consolidación de la masa ósea.
Posibles efectos del exceso
Además de lo que mencionábamos anteriormente, tomar bebidas azucaradas en exceso puede causar:
-Un mayor riesgo de sufrir caries y deterioro del esmalte dental por el alto contenido de azúcar que proporcionan; especialmente si se ingieren a cualquier hora, lejos de las comidas, cuando no hay oportunidad de una adecuada higiene dental posterior a su ingesta.
-Desórdenes en el apetito. Las calorías que se incorporan con estas bebidas interfieren en el natural ciclo hambre -comida – saciedad; pudiendo provocar tanto sobrepeso como bajo peso en niños susceptibles.
En el caso de niños con sobrepeso o riesgo de padecerlo, es importante que consideremos la cantidad extra de calorías que pueden estar ingiriendo sólo a través de estas bebidas: un vaso de gaseosas aporta alrededor de 100 kilocalorías y 25 g de azúcares, que representan aproximadamente 5 cucharaditas. Multipliquemos este aporte por 3 en el caso de las botellitas de 600 cc que se ofrecen para consumo “individual”.
-Rechazo a otras bebidas de sabor neutro como el agua pura o de sabor menos dulce como la leche, limitando su aceptación sólo en formas endulzadas, que conlleva un mayor aporte de azúcares.
Las bebidas o jugos “light”¿son mejores para los niños?
Tampoco se recomienda su ingesta ilimitada ya que, si bien su aporte de azúcares es muy bajo, o prácticamente nulo, contienen edulcorantes sintéticos cuya ingesta, para que sea segura, debe ser menor a un límite establecido por kilo de peso corporal. (IDA-Ingesta Diaria Admisible. Diferente para cada tipo de edulcorante sintético)
Considerando que el peso corporal de un niño (que no presenta sobrepeso) es mucho menor que el de un adulto, la ingesta de estas bebidas también debería ser menor, pues así lo es su límite de ingesta considerado inocuo, es decir, que no hace daño. Sin embargo, esto no se da muchas veces en la práctica, donde se observa que se ofrece este tipo de bebidas a niños pequeños por considerarlas “más sanas”.
Una consideración respecto a los jugos en polvo y para diluir (también algunas gaseosas de segundas marcas) es que, sin ser promocionados como “light” poseen edulcorantes sintéticos en su composición. Por lo que debemos estar atentos a la cantidad que ofrecemos a los niños de estas bebidas ya que es un aporte de edulcorantes sintéticos que muchas veces pasa desapercibido.
¿Hay que eliminar estas bebidas de la alimentación de los niños?
No. No es cuestión de prohibirlas sino de consumirlas en cantidades moderadas y como complemento de otros alimentos, nunca en su reemplazo.
Cada bebida para su situación:
-En desayunos y meriendas es importante estimular la ingesta de lácteos, idealmente a través de la leche.
-Cuando se tiene sed, preferir siempre el agua fresca y natural.
- Reservar los jugos industrializados y gaseosas para situaciones especiales y consumirlos con moderación.
La importancia nutricional de la leche
La leche es un alimento líquido de alto valor nutricional y relativo bajo costo.
Aporta principalmente proteínas de excelente calidad y calcio de óptima disponibilidad.
Aporta vitaminas y minerales: entre sus nutrientes destacados también se encuentran las vitaminas A, D, parte del complejo B y otros minerales como fósforo, magnesio, zinc.
Su ingesta es fundamental para la adecuada formación, depósito y mantenimiento de la masa ósea, debido a que es fuente de nutrientes claves para este proceso. Por ello es que se recomienda su adecuado aporte desde, incluso, la gestación y, especialmente en etapas de crecimiento físico (niñez y adolescencia).
Si comparamos el aporte nutricional de un vaso de leche con el de un vaso de gaseosa o jugo listo para consumir, las diferencias son notables. Mientras un vaso de leche aporta 120 calorías y una amplia variedad de nutrientes, un vaso de gaseosa proporciona 100 calorías “vacías”, provenientes sólo de azúcares. Los jugo de frutas industrializados listos para consumir proveen un valor calórico similar al de las gaseosas, acompañado en caso que estén fortificados, por cierto aporte de vitaminas y/o minerales; sin embargo sólo se cubre con ellos un pequeño porcentaje de las necesidades diarias de un niño.
La opinión de la especialista
Lic María Florencia Spirito
Cómo estimular hábitos saludables en bebidas
Cuando un niño tiene sed (y no solo ganas de tomar “algo”) en general acepta el agua fresca. Si bien los niños que habitualmente consumen bebidas azucaradas en un comienzo la rechazan, se puede instalar el hábito de tomar agua sin necesidad de saborizarla.
Lo importante es que en casa se eduque con el ejemplo. Muchas veces nos encontramos que en la heladera hay gaseosa y/o jugo pero no una botella de agua y los niños dicen que tomar agua no les gusta cuando tienen la opción de tomar otras bebidas de sabor dulce.
En la infancia y, especialmente en las primeras etapas de la alimentación, es importante instalar el agua como parte de la alimentación. Enseñemos a los niños a beberla consumiéndola habitualmente los adultos.
Como incorporar la leche a la alimentación de los niños.
En desayunos y onces: es la mejor oportunidad…. ¡que no falte!
Opciones:
- Sola tibia o fría.
-En licuados de frutas.
-Con cacao o saborizantes de frutilla o banana. Es recomendable utilizar poca cantidad de los mismos y no agregar azúcar.
- Con cereales.
En comidas principales: como complemento del aporte en desayunos y meriendas.
- En salsa blanca o para suavizar salsa de tomate.
-Para preparar polenta, sémola o avena.
-Para enriquecer purés.
En postres o como colación
- Arroz con leche
-Postres de maicena
-Flan o budín de pan
-Helados para preparar
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