A medida que las bebidas energéticas ganan popularidad, muchas personas, incluidas las madres que amamantan, están cuestionando su seguridad.
El alto contenido de cafeína en estas bebidas puede ser una preocupación para los bebés amamantados.
Si bien la cafeína, cuando se usa con moderación, generalmente se considera segura para la mayoría de las madres que amamantan, algunos bebés pueden ser muy sensibles a ella.
Los signos y síntomas de la estimulación con cafeína en un bebé incluyen ritmo cardíaco rápido, irritabilidad e insomnio.
Si bien es cierto que la cafeína se puede usar clínicamente en los recién nacidos prematuros para tratar la apnea neonatal, estos bebés son monitoreados de cerca para detectar efectos adversos.
La cafeína tiene una vida media larga en bebés y puede transferirse en cierta medida a la leche.
A medida que los bebés crecen, pueden metabolizar la cafeína de manera más eficiente y la vida media del medicamento disminuye.
La vida media de la cafeína en un recién nacido es de aproximadamente 120 horas y disminuye a 14 horas a los 3-5 meses de edad.
La Academia Americana de Pediatría considera que es seguro consumir pequeñas cantidades de cafeína durante la lactancia.
Sin embargo, se recomienda que las mujeres limiten su consumo diario a menos de tres tazas de café por día.
Incluso esto puede ser demasiado para algunos bebés y las madres simplemente necesitan observar a sus bebés para detectar efectos secundarios y actuar en consecuencia.
Esto ayudará a prevenir la irritabilidad y la dificultad para dormir como se ve en algunos bebés.
La cafeína debe ser utilizada con extrema precaución por las madres que amamantan a los bebés que tienen arritmias preexistentes, mayor intervalo QT y reflujo gastroesofágico.
Los síntomas pueden ser exacerbados por la cafeína.
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