Bebidas energéticas, mitos y realidades

Bebidas energéticas

Según se presentan, las bebidas energéticas son una mezcla hipertónica que reclama la disminución del agotamiento, fatiga y cansancio; mientras que para la estimulación se hace uso de ingredientes como son guaraná, la taurina o el ginseng.

Ahora bien, con el fin de incrementar la estimulación física se pueden hallar otros complementos como la cafeína; así se busca la estimulación rápida de los reflejos, intentando evitar el sueño y ayudar en la motivación del metabolismo. Al final, el principal objetivo es el incremento de la resistencia física, habilitando reacciones como la velocidad y así poder favorecer de forma consistente con los niveles del cansancio y sueño.

De igual modo, en cada bebida energética se hace uso de distintos niveles de azúcares en grandes porciones, mientras que algunas otras bebidas también intentan proporcionar alguno otros complementos para generar esa sensación de impulso de energía. Por lo cual, el uso inapropiado de este tipo de complemento, más allá de impulsar la energía, también puede provocar obesidad (en tal forma, su consumo no se sugiere, si no se acompaña con alguna actividad física intensa -para así, quemar el aporte energético-). Así, a modo de ejemplo, sola en una lata de RedBull se contiene hasta 27,50gr de azucares; entre tanto, en una lata mediana de Monster se pueden hallar hasta 55gr de azucares.

Mientras que el resto de los compuestos en la mezcla, que puede variar dependiendo de la marca, son agua carbonatada, glucuronolactona, cafeínas, vitaminas principalmente del grupo B, azúcar y aspartamo (estos dos últimos complementos dependiendo de la versión dietética o no dietética), vitamina C, L-Carnitina, acidulantes, betacaroteno, ginseng, fosfato monopotásico, ácido pantoténico, colorante, D-ribosa y carameleo (entre algunos complementos más).

Efectos de las bebidas energéticas en organismo en reposo

Entre tanto, los efectos en el organismo de este tipo de bebidas dependen en gran medida de la cantidad en consumo y el nivel de toleración a la sustancia por cada persona (en especial por sustancias como la cafeína). Pero en general, los principales efectos que se pueden llegar a sentir son los siguientes:

Un incremento en el gasto energético en estado de reposo, lo cual puede producir una mayor pérdida de peso después de un largo periodo de tiempo; sin en cambio, es necesario tomar en consideración la cantidad de calorías que puede aportar dicha bebida, con lo cual se puede provocar obesidad. De ahí, si estás interesado en el consumo de estas bebidas, y no planteas una exigente actividad física, entonces es necesario el considerar el consumo de bebidas energizantes que no contengas azúcar (debido a su bajo contenido calórico).

Otro interesante efecto es el relacionado con el incremento en la frecuencia cardíaca. En tal modo, sólo para visualizar, con el consumo de 2 botes de hasta 250ml de casi cualquier bebida energizante se puede alcanzar una media de latidos sobre minuto de 5 a 7, lo que también se ve acompañado por un incremento en la media de la presión sanguínea en hasta +10 mm Hg.

Y si bien este tipo de picos no son realmente importantes, con relación al historial clínico, son apenas suficientes para que los expertos en nutrición y salud no recomienden su consumo si es que se presenta alguna deficiencia en el nivel cardiovascular, si se sufre de hipertensión o si hay cierta tendencia a sufrir episodios de arritmia (taquicardia).

Efectos en las personas que practican alguna actividad física

Mientras tanto, para quienes realizar cualquier tipo de actividad física, al no tomar medíada alguna sobre su forma de consumo ingieren este tipo de bebidas a cada momento (previo, durante y después de un entrenamiento intenso), todo con tal de mejora el rendimiento físico, como un tipo de solución ergogénica o para ayudar a reducir la grasa del cuerpo.

De ahí, es importante el esclarecer la relación de las bebidas energéticas con la realización de una actividad física, tomando en consideración una amplia selección de estudios bastante concretos, para reconocer sus reales efectos en este tipo de circunstancias.

Así, se ha comprobado que puede favorecer la movilización de los ácidos grasos, siempre y cuando la dosis de cafeína no supera de los 2mg o hasta 3mg sobre kilogramos del peso corporal, para así favorecer el objetivo de la pérdida de grasa en el cuerpo.

Entre tanto, con el empleo de un mayor uso de ácidos grasos presupone que se obtiene un ahorro en los depósitos de glucógeno de los músculos, lo cual hace suponer también que se obtiene un mayor incremento en las capacidades para resistir la fatiga. Y este tipo de fenómenos son más palpables al realizar actividades físicas moderadas (tales como ejercicios aeróbicos) o en sub-máximas de pruebas de larga o media duración.

Sin embargo, se reclama que no hay efectos palpables para actividades deportivas en donde se destaca la potencia anaeróbica, como pueden ser pruebas intensas con menos de 90 segundos a una alta intensidad (como es la realización de un sprint).

Por lo cual, resultará interesa del porqué su mejora en el rendimiento aeróbico, de acuerdo a lo expuestos en algunos estudios (en pruebas de duración mínima de una hora, en dónde se realizó el consumo de algunas bebidas energizantes hasta 40 minutos previos al entrenamiento). Llegando a la conclusión que este tipo de mejoras se relacionan con el incremento en el máximo consumo de oxígeno, junto a algunos otros valore cardiorrespiratorios, y al aumento en relación a la resistencia de la fatiga.

Principales riesgos que se puede producir el consumo de bebidas energéticas

Por último, el consumir bebidas energéticas también involucra algunos riesgos que se vinculan con algunos compuestos como la cafeína y la azúcar, además de la reconocida taurina y la glucuronolactona. Y según datos obtenidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo excesivo puede provocar malestares como: Palpitaciones, convulsiones, vómitos, hipertensión, diéresis, trastornos del sueño, paro cardíaco, trastornos conductuales, caries diabetes y algunas complicaciones más.

Incluso, en algunos casos alarmantes se puede provocar la muerte (esto último también relacionado con la adicción y dependencia que provocan estas bebidas).

Conclusión

A modo de conclusión, primero que nada, hay que destacar que estas bebidas energéticas no deben de ser confundidas con las bebidas deportivas para recuperación; ya que estas últimas se vinculan más en ayudar con la recuperación del atleta en hidratación y minerales esenciales (como es la reposición del sodio y potasio que se ha perdido), mientras que el contenido vincula principalmente el uso de electrólitos, carbohidratos y agua. Entre tanto, las bebidas energéticas lo que ofrecen principalmente es enorme impulso de cafeína (que no es una necesidad habitual para el organismo) y una gran cantidad de consumo de azucares.

También, no se debe de considerar el uso de las bebidas energéticas como un tipo de refresco común; ya que este tipo de complementos se encuentran enfocados para excitar el sistema nervioso, y así estimula la acción en músculos y nervios. Y su uso debería de considerarse principalmente para la actividad física continua y moderada para reducir la fatiga (debido al enriquecimiento de azúcares y sustancias excitantes).

Pero si, en definitiva, no eres una persona habitual a realizar algún tipo de ejercicio, entonces su uso debería de ser suprimido y en ciertos casos se recomienda un uso moderado (mientras se tengan en cuenta sus efectos nocivos que pueden llevar a la adicción, lo cual debe ser controlada por cada persona, para no llegar a extremos peligrosos); tomando en consideración que al sobre-excitar el sistema nerviosos se pueden generar efectos realmente contraproducentes y pocos saludables.

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