Revista Deportes
En el acto inaugural solo faltaron los Teleñecos y los payasos de la tele. Pareció más el inicio de la campaña electoral de las próximas municipales. El alcalde del PA, actualmente, junto a su nuevo jefe, Elías Bedondo del PP, pues ha cambiado de barco político para las próximas elecciones. ¿Qué hacía alli Bendodo? ¿En calidad de qué venía y se sentó en la tribuna presidencial? Una vez más, la fiesta utilizada con fines políticos. Un acto muy propio de la "España profunda", amenizado por el presentador que hizo muy bien "de las suyas", que en los momentos actuales puede parecer un contrasentido. Pero incluso en esta nueva era moderna, la "España profunda" existe, y es tan profunda que desborda a antropólogos, sociólogos, psicólogos, políticos, historiadores, cineastas, escritores. Lo más curioso es que en esta España moderna, la España profunda se esfuerza en persistir y dar señales de vida. Triste y lamentable.(Pepe Pastor)
Becerrada en Benamocarra Impresiones de una espectadora Creo que fue el gran literato D. Jacinto Benavente el que dijo que en España había dos eventos públicos que comenzaban a la hora exacta: los actos religiosos y las corridas de toros. Pues hoy en Benamocarra no se ha cumplido esta máxima, ha tardado 50 minutos en empezar la becerrada. Tiempo perdido inútilmente en hacer demagogia política el chaquetero del alcalde (es del PA y se pasa al PP) con la bendición del Elías Bendodo, que ha asistido al espectáculo para apoyar a su nuevo fichaje.
A las 16 horas, fijadas para el comienzo, el alcalde descubre una placa en la puerta grande de la plaza. Después corta la cinta de la entrada. A continuación salta al ruedo un locutor que, con alcachofa al ristre, nos transporta a la época del payaso Fofó, en lugar de decir “¿cómo están ustedes?”, nos invita a gritar “olé”. Después pregunta dónde están los de Vélez Málaga, los de Benamocarra y los de Benamargosa. Aparece la banda de música del pueblo y antes de tocar el himno de Andalucía el pelota del showman nos obliga a levantarnos de los asientos en un descarado acto dictatorial. A continuación toma la palabra el chaquetero del alcalde y nos habla de los grandes logros conseguidos para el pueblo y en su alocución nos dice que “esta plaza fija portátil” va a ser una plaza multiusos. Suponemos que la utilizará para dar los mítines de la campaña electoral.
Se entregaron unas placas a las escuelas participantes y a varias personas que con su colaboración se ha podido llevar a cabo el festejo. Destacando la entregada a Bienvenido Ferrer (Bienve según el locutor), por los servicios prestados, aunque poco se han visto sus prestaciones. Esta vez no ha sido torilero, ni animador, ni capitalista. Sólo se ha limitado a sacar a unos pequeñines a la arena en el momento de entregar los trofeos. No conocíamos sus aficiones de guardador infantil.
El torero local José Antonio Lavado lleva el mote de “El Pingarra”, que no está mal que se lo digan sus vecinos, ya que eso es costumbre en los pueblos, pero que el Ayuntamiento ponga una gran pancarta con tan feísimo apodo, es de juzgado de guardia. Esperemos que en un futuro, la placita de toros no se llama plaza de toros El Pingarra.
En cuanto a la becerrada, lo más destacable han sido los becerros. Todos muy encastados tanto en bravo como en manso. Esta cualidad y el viento han deslucido bastante el festejo. No es que el nivel de los chicos sea muy alto, lógicamente están empezando, unos más afortunados que otros, menos el que actuó en primer lugar que es una total nulidad.
Muy bien la presidencia, ostentada por el alcalde, guardando los tiempos reglamentarios y dando los avisos en su justa medida. Mal dando la oreja al primer alumno pues sólo la pidieron apenas veinte personas. Excesivo el rabo concedido a Lavado. Su faena habría estado bien premiada con una oreja y siendo muy benevolente. Nos ha decepcionado echando mano al cuento y a los adornos en la faena de muleta. Bien con el capote ganándole terreno al becerro hasta terminar en los medios.
Blanca López