Trasmoz es hoy en día el único pueblo del Moncayo que sigue excomulgado en España. Esto es debido a que la iglesia lo consideró como pueblo maldito y fue excomulgado en 1252.
Cuentan que el castillo lo construyó un mago llamado Mutamín en una sola noche. En el siglo XIII se decía de Trasmoz estaba rodeado por los territorios que controlaban los monjes de Veruela. Con régimen y recursos propios por gracia de la Corona, cuentan que en aquel pueblo la herejía era una actividad constante.
Becquer escribió:
“Los sábados, después de que la campana de la iglesia dejaba oír el toque de las ánimas, unas sonando panderos, y otras, añafiles y castañuelas, y todas a caballo sobre escobas, los habitantes de Trasmoz veían pasar una banda de viejas, espesas como las grullas, que iban a celebrar sus endiablados ritos a la sombra de los muros de la ruinosa atalaya que corona la cumbre del monte”.
Trasmoz era independiente, por ejemplo, en el uso del agua, ya que la Corona le había otorgado una serie de derechos que le situaban en una posición más ventajosa que al resto de municipios.
Además, se dice que en su Castillo lo que realmente se hacía era acuñar monedas falsas que minaban los ingresos de Veruela. Y fueron estas las razones que realmente hicieron que excomulgaran al municipio por orden papal.
En el siglo XVI, en 1511, el Abad del Monasterio de Veruela decidió propagar por el municipio de Trasmoz una maldición convirtiéndolo en el único pueblo maldito conocido de toda España.
En la entrada del pueblo, una cruz con un velo negro, dejaba constancia de la maldición, en la que participaron todos los monjes del Monasterio con la lectura del salmo 108 del libro de los salmos.
«Danos tu ayuda contra el adversario, porque es inútil el auxilio de los hombres; Con Dios alcanzaremos la victoria, y él aplastará a nuestros enemigos».
Un salmo que se usaba para maldecir a los enemigos y con el que quedó maldecido el señor de Trasmoz, sus descendientes y todo un pueblo. No hay otro lugar en España en el que se haya realizado un ritual de estas características.
Trasmoz está bajo el influjo mágico de la montaña más alta del Sistema Ibérico. Allí está situado también el Monasterio de Veruela.
Becquer vivó por un tiempo en el Monasterio de Veruela. Allí trató de curarse de la tuberculosis que padecía. En ese lugar escribió sus famosas “Cartas desde mi celda” y leyendas ambientadas en el paisaje que le rodeaba en su etapa creativa.
Con Gustavo Adolfo estaba su hermano Valeriano que era pintor. El es el autor de las imágenes más antiguas que se conocen del castillo de Trasmoz. Valeriano dejó tres ilustraciones de las ruinas del castillo.
En ellas destaca una figura que no se sabe si sería la de su hermano Gustavo. Bajo algunos de los dibujos hay una fecha: “31 de junio de 1863”.
La presencia de brujas en el municipio está documentada por antiguos legajos. Se cuenta que maldecían, echaban males de ojo, propagaban las enfermedades e incluso que destrozaban las cosechas.
La tía Casca es muy nombrada. Los vecinos la arrojaron en el año 1850 por un barranco, La acusaron de hacer daño a los niños, animales y cosechas. Gustavo Adolfo Bécquer escribió que en ese lugar quedó entonces su alma, errando en pena.
Otra bruja famosa es Dorotea. Ella fue víctima del encantamiento de otras brujas ya que su tío, el párroco Mosén Gil, trató de exorcizar el lugar.
La Tía Galga y su hija hacían lecturas del destino y potajes milagrosos. Las recuerdan con cariño porque aplicaban remedios con plantas que recogían de las faldas del Moncayo.
La Torre del Homenaje ya ha sido restaurada , se utiliza como museo del Castillo y siguen celebrándose unas jornadas dedicadas a la brujería y las plantas medicinales que atraen a miles de personas en cada edición, el primer sábado de Julio, que en 2017 celebra la XVII.
Estas jornadas están organizadas por una asociación llamada: “El embrujo”. Se conocen como “Encuentro de Brujería, Magia y Plantas Medicinales del Moncayo”.
Hay representaciones de la captura, juicio y tortura de brujas y herejes. También se recrean batallas como las que se supone que hubo en aquellas tierras durante el conflicto que enfrentó a los Reinos de Castilla y Aragón.
Hay también espectáculos musicales y de humor, talleres artesanos o un mercado esotérico durante todo el día.
Música en las calles, Bruja de Honor, Cetrería, mercado medieval, Magia, Juglares, lucha de espadas en el Castillo, espectáculo de fuego, y durante todo el dia…duelo entre Calatravos y Brujas.
Una de sus vecinas es nombrada “Bruja del año” y le acompañan todas las mujeres que han obtenido ese título en años anteriores. Reciben una placa de cerámica que ponen en la puerta de las casas.
El día de los difuntos encienden una vela por cada uno de sus muertos dentro de calabazas a las que se le hacen agujeros y se colocan en el camino de la procesión de las ánimas, una tradición que, aseguran, se remonta a tiempos de los celtas. Rezan, tocan las campanas y se cantan “Los gozos para las ánimas benditas”.
Esta tradición ha originado una fiesta que se conoce como la fiesta de “La Luz de las Ánimas” y se celebra el primero de noviembre.
Trasmoz tiene el título de localidad más misteriosa de Aragón. Manuel Jalón, es el propietario del Castillo del municipio, y el inventor aragonés de productos tan populares como la fregona o la inyección desechable.
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