19/05/2012 7:07:41
Ahora que es moda en Cuba comparar béisbol y fútbol, para muchos ya es hora de adoptar el concepto del seleccionador encargado de armar y dirigir al equipo absoluto.
Más que enfrentar a dos deportes con sus particulares universos, antagonismo que muchos consideran pueril, los periodistas que cubren el playoff del béisbol cubano abogan por aprehender lo más valioso.
Es más, sobre la pregunta de quién dirigirá al Cuba este año, los reporteros de la semifinal Ciego de Ávila-Granma comparten la misma certeza de Sócrates: solo saben que no saben nada.
Bien visto, podría ser el campeón de la Serie Nacional, porque se sobreentiende que quien no llegó hasta semifinales, o carecía de recursos humanos para hacerlo, o peor, de recursos estratégicos.
Con dicha lógica, los candidatos serían Victor Mesa (Matanzas), Lázaro Vargas (Industriales), Indalecio Alejandrez (Granma) o Roger Machado (Ciego de Ávila), este último actual subcampeón nacional.
Sin embargo, para muchos el único que merece el título de estratega es Mesa, porque los demás hacen más o menos lo que dicta el libro, pecan de conservadores y predecibles, y nada nuevo le aportan al juego.
Pero el carácter volátil piloto, su irreverencia y reclamo de autonomía, podría chocar con ciertos egos, y al final su designación sería contraproducente.
Porque no es lo mismo dirigir un equipo de provincia armado a su criterio y necesidad, con apenas una o dos estrellas, que guiar a veteranos curtidos, que no aceptarían ser tratados como novatos.
Polémico desde su niñez, Victor Mesa es de quienes se equivocan porque se atreven, y tal osadía llevó al antepenúltimo equipo de 2011 al puesto tres de este año, con posibilidades de mejorarlo.
Sea quien sea el elegido, tendrá que encargarse de una selección que varió poco en dos ciclos olímpicos, y que aunque lo niegue la Comisión Nacional de Béisbol, tiene más nombres que hombres.
Es imposible que quien dirija un equipo en el exigente campeonato cubano pueda realizar la imprescindible labor de «scout» por todo el país, para realizar un análisis que trascienda la mera estadística.
Tal circunstancia lo deja a merced del criterio técnico de dicha Comisión, que se vuelve imprescindible entonces en la integración y conducción del Cuba, aunque el manager de turno sea el rostro.
Por eso muchos ven la solución en la elección de un seleccionador al estilo del fútbol, cuya única misión sea armar el equipo nacional que se ajuste a lo que él considera necesario para ganar torneos.
Si bien este concepto es revolucionario, lo cierto es que Cuba no gana un certamen relevante desde los Panamericanos Rio 2007, y aquí el béisbol es demasiado sagrado como para temerle a la dialéctica.
(Fuente: PL/Charly Morales Valido)
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