Anaiz Zamora Márquez
Consideró que visibilizar las agresiones y tipos de violencia que viven las defensoras “proyecta la condición de violencia y vulnerabilidad que enfrentan todas las mujeres del continente, pese a la supuesta protección de la Convención de Belém do Pará”.
En la audiencia celebrada en Washington se presentaron los datos de la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, según los cuales de 2010 a 2012 fueron asesinadas 38 mujeres activistas.
Tan sólo en 2012 se documentaron 400 agresiones en Guatemala, El Salvador y Honduras, de las cuales el 40 por ciento presentaron algún componente de género.
En primer lugar de agresiones recibidas están las defensoras de los recursos naturales (37.9 por ciento de casos), y seguidas por aquellas que combaten la violencia de género (14.7 por ciento). Quienes defienden la libertad de expresión y el acceso a la información registran el 11.4 por ciento del total de agresiones.
Dentro de las principales agresiones están las amenazas, advertencias y ultimátum, en las que se incluyen insultos machistas. También se han lanzado campañas de desprestigio que cuestionan la moralidad o sexualidad de las defensoras, y en algunos casos hay amenazas de violación sexual.
Marusia López, coordinadora regional para Mesoamérica de Asociadas por lo Justo (JASS, por sus siglas en inglés), sostuvo que a la ausencia de los Estados para prevenir, resolver y proteger a las mujeres que salvaguardan los DH se agrega la falta de acceso a la justicia.
Por ello destacó que dentro de los mecanismos de protección para personas defensoras que existen a nivel continental, urge la inclusión de la perspectiva de género, es decir que tanto los análisis de riesgo como las medidas de protección deben pasar por esta óptica, pues “ellas hacen su labor en un contexto en el que las mujeres siguen siendo señaladas y su participación política es puesta en duda”.
Finalmente, las activistas llamaron a la CIDH a elaborar un informe específico sobre la situación de las defensoras de DH en la región, para visibilizar así las metas pendientes de Belém do Pará, ya que esta convención no ha garantizado a las mujeres de la región, incluidas las defensoras, una vida libre de violencia.
Publicado por Género con Clase