Vaya por delante que los guionistas, encargados de pergeñar la última gala, y gerifaltes varios, se han debido de pasar más tiempo en preparar el campo de batalla final propicio para la Esteban que en la documentación en sí, porque, además, demasiada documentación, o videos, no convenían.
Por de pronto no quisieron que cada una de las finalistas llegara al estudio por separado, porque así, juntando a los fans de las dos últimas concursantes (La Esteban, por supuesto, y una casi desconocida Aguasantas Vilches), y mezclando las entrevistas, conseguían disipar los posibles gritos, abucheos y disparidades varias en contra de una princesa con la corona cuando menos removida por los embates del concurso en sí, y de una audiencia que ya no mira y calla, sino que cuando menos se plantea muchas cosas.
Incluso el reparto de los cochazos usados para la llegada, ayuda a La Esteban, aunque ella por decisión propia lo eligió. En la primera toma de los coches, desde lejos, ya se suponía en que “carroza” viajaba la princesa, aunque no hubiéramos sabido en dónde iba quién, ya que el rojo/rosa/violeta siempre resulta más atractivo que un llano, limpio y vacío blanco. Así se terminaba un ciclo, que comenzó con la llegada al principio del concurso, de La Esteban, por una parte, y Olvido Hormigos por otra. Y no olvidemos que su nombramiento como capitanas de dos equipos, fue hecho a dedo, para además aumentar todavía más la rivalidad de ambas, algo así como echar gasolina a un fuego ya de por sí importante, y evitar por otra parte subidas de chepa, e insumisiones varias, por parte del resto de concursantes.La manera de hablar de Jordi Gonzalez a Belén Esteban visto por alguien que ni conoce a la Esteban ni ha visto nunca esa cadena, hubiera hecho creer que la princesa era extranjera, no conocía bien la lengua, o tenía cinco o seis años. Le habló como cuando intentas hacerte entender con un extranjero. Fue algo mitad chocante y denigrante. Y entre medias iba sembrando datos importantes a remarcar, entre ellos que no debía haber ninguna duda de pucherazo o tongo en la primera votación en la que ella se salvó, y que dio origen a la carta abierta de este vecino al Señor Vasile.
Para el Señor Jordi Gonzalez, y por supuesto versión del programa, lo que ocurrió durante el concurso fue que el televidente hacía lo contrario de lo que La Esteban quería, mandando fuera de la casa, uno por uno, a sus más allegados, y cuando le tocaba a ella, y que pidió (forzada por el panorama que se intuía aun estando dentro del concurso) que le mandaran de la casa; en ese momento el público cambió la intención de su voto, para fastidiarla. Y puestos a suponer, podemos pensar también que entonces ha ganado para que se fastidie. ¡Un auténtico sin sentido!
Señor González, a nosotros no hace falta que nos hable como si fuéramos extranjeros, porque aunque no lo crea las cazamos al vuelo. La primera votación en la que la Esteban se salvó fue un pucherazo de manual, no hay pruebas, claro, de eso se trataba, y después el programa quedó, y ustedes lo saben, totalmente descafeinado.
Y durante la gala final, en un ámbito en el que la Esteban conoce y disfruta, sus respuestas se presuponían: -Primero tengo que ver los vídeos, y si tengo que disculparme, lo haré (nunca)... No lo habré hecho bien, pero los demás tampoco... Yo no noté que me hicieron la pelota. Y si es así, el problema es suyo.
Y para acabar una confesión-declaración-representación terminó como se terminan todas las confesiones, expiando las culpas. En este caso pagando las posibles culpas con una donación, que por otra parte ella ya se había encargado de airear durante el concurso, y además desgrava y “demuestra” que para esta aventura no le movía el móvil económico. Como para echar una vez más la bomba de nuestro inodoro repleto de indignación.Y al final, como se suele decir, el muerto (todos los dimes y diretes, presunto bulling a Olvido, insultos, menciones a su flamante y principesco, debe de ser, coño, ahora me cabreo, ahora lloro) al hoyo, y el vivo (y en este apartado hay muchos, especialmente los que con la princesa ganan mucho, mucho dinero) al bollo. Para la historia del programa, y que da además un resumen de la grandeza del concurso, ese famoso ya: Tengo el coño de aquí a Logroño.
Esperemos que en este cúmulo de sinsentidos, al final a La Esteban no le nombren logroñesa, o lucroniense, adoptiva; aunque de “lucro” al menos seguro que algo hay.*FOTO: DE LA RED