Aunque todo indicaba que el Rey Balduino sería sucedido por su sobrino, el Príncipe Felipe (hijo primogenito de Alberto), al que Balduino y Fabiola habían criado como el hijo que nunca llegaron a tener, el Primer Ministro anunció que el Príncipe Alberto de Lieja sería proclamado Rey.
De esta forma, y contra todo lo previsto, Su Majestad el Rey Alberto II de Bélgica, jefe de la rama belga de la Casa Real de Saxe-Cobourg-Gotha, ascendió al trono.
En Bélgica no existe ceremonia de coronación propiamente dicha, así el día del ascenso al trono, el nuevo monarca juró la Constitución en el Parlamento, con la presencia de representantes de la iglesia católica.
Como curiosidad, el Rey debe jurar mantener la integridad territorial del país, ya que es el Rey quien la garantiza.
Los nuevos Reyes saludan en compañia de la Reina Fabiola
El acto no estaría presidido por ninguna corona real como tal, ya que en Bélgica solo existe como emblema heráldico.
Sus Majestades los Reyes Alberto II y Paola de los belgas
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