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Basada en una obra de teatro y a su vez en una historia real, habla sobre una muchacha sordomuda en la Nueva Escocia de 1947. Podría haber sido un dramón intenso, pero a pesar de la marginación a la que se ve sometida socialmente la protagonista y a algún momento duro o escabroso, el tono como alegato sobre la discapacidad está muy suavizado y la historia rezuma humanidad, gracias fundamentalmente a la ternura con la que rueda Negulesco evitando momentos desagradables con elipsis, a la melódica banda sonora de Max Steiner y al personaje del doctor, bellísima persona, que endereza el torcido rumbo hacia el que parece querer derivar el argumento. Con 12 nominaciones a los Óscars fue una de las películas de su año, pero sólo Jane Wyman se alzó con la estatuilla.