Hoy les hablaré a ustedes, mis amados y deseados hombres (sí, ya sabemos que nos leen a escondidas). Hoy vengo a hacer un servicio de utilidad pública y darles información de gran valor que nos hará la cosa más fácil en esto de las interrelaciones cachondas.
Cuando usted nos hace 1313, nos mira con sonrisa coqueta y nos invita a una cita, no es ninguna sorpresa que sus intenciones no son nada puritanas. No se preocupe, que nosotras también queremos terminar encamadas, pero es nuestro deber moral hacer la cosa un poco más difícil y así también más sabrosa. Cuando ya hemos visto las segundas intenciones y ya sabemos que aquella romántica cita terminará en un cochino motel, nuestra mayor preocupación no es la ropa interior que llevamos puesta, ni el maquillaje corrido, ni como esconder la pancita regalona o como ocultar nuestras pifias, ni mucho menos que poses haremos para sorprenderlos… el mayor drama a la hora de un Duty Call son nuestros horrorosos vellos.
Imagen de www.gettyimages.comEs verdad que hay veces que salimos con un hombre pensando que puede ser una maravillosa historia de Disney, pero hay veces en que el diablo se nos mete en el cuerpo y nos gana la calentura. No crean que sólo ustedes pueden ser ardientes. En ese minuto en que sabes que no habrá prenda de ropa que te cubra, comienza el maldecir a la sociedad por obligarnos a estar siempre suavecitas y sin ni un vello que ensucie nuestra sedosa piel. Aquí viene mi cuestionamiento social de por qué nosotras debemos depilarnos y ellos deben ser peludos, greñudos y salvajes, pero ese será tema de otro post.Les contamos, queridos caballeros, que no nacimos así de lampiñas, y la cosa tampoco es mágica, para que ustedes deslicen sus manos por una superficie suave nosotras debemos hacer maravillas.Primero, ¿han pensado en cuántas áreas debemos depilar? Piernas, bigote, cejas, axilas, bikini… por lo bajo, porque algunas a las que la genética no favoreció incluso van por el vientre, espalda, patillas, pies y un largo etcétera. Ello se deduce en años de dolorosa experimentación para ver cuál es el método más efectivo. Tenemos cera, máquinas depilatorias, láser, afeitadoras manuales, pinzas, cremas… obedeciendo al área es la técnica, y recalco que todo ha sido fruto de una laaaarga y doloroooosa experimentación.Dependiendo de la técnica es también la inversión monetaria, pues alguien debe realizar el trabajo sucio o bien, invertir en materia prima. No sólo dinero, sino también tiempo. Imaginen todo lo que demora sacar los pelos uno por uno de cada una de las áreas anteriormente nombradas.Además, por lógica, para poder sacar debemos tener algo, así que primero hay que dejar crecer, por lo que debemos estar en cuarentena un buen tiempo para que el trabajo tenga el resultado deseado. ¿Saben ustedes la picazón que se siente cuando el vello va creciendo? Incluso la irritación en casos de pieles más delicadas como la mía.Por otra parte, debemos realizar una planificación que sólo podría hacer la NASA, para estar suavecitas el día del cachondeo, hacerlo con el tiempo suficiente para no andar ásperas cuando comienzan recién a crecer, ni estar todas rojas e irritadas por habernos depilado el mismo día. Usted no es el único compromiso. Puede haber otro caballero pretendiendo, un día de sol con falda, una visita a la playa… y cuando tenemos nuestro periodo, depilarse duele más, así que también hay que agregar el ciclo menstrual a la lista de variables para la calendarización.Sumémosle un nuevo factor que ustedes ni se imaginan: la humillación. Les apuesto que jamás se han puesto a pensar la vergüenza que da el ir a abrirse de piernas frente a una desconocida para que te saque lo que la naturaleza te dio y no querías. O en su defecto, si lo haces en casa, el trabajo de contorsionismo digno del Cirque du Soleil, para llegar a sacar los pelos que están donde no alcanzan tus manos ni tu mirada.A ello podemos agregar factores imprevistos, como quemarse con la cera, cortarse con la afeitadora tipo rastrillo, la piel puede quedar irritada, algún pelo encarnado, o un poro que se infecta y sólo el cielo sabe qué otra desgracia nos pueda suceder.Por lo tanto, queridos míos, cuando usted realice ese 1313, sonrisa coqueta y nos invite a una cita (de aquellas), por favor sea piadoso y piense en las miles de penurias que pasamos para estar deseables para ustedes. No nos deje con las ganas y cumpla con su deber, que nosotras ya sufrimos con nuestra parte. Y como favor personal, les solicito encarecidamente: ¡YA BASTA DE DEJARME PLANTADA CUANDO ME DEPILÉ HASTA DEBAJO DE LA LEGUA! Por su atención, muchas gracias.