Desde costosos tratamientos cosméticos hasta operaciones quirúrgicas, la búsqueda desesperada de belleza en la mujer empieza con mayor ímpetu justo cuando empieza a perder la juventud.
Muchas actrices han desformado su rostro por mantener la juventud que se pierde cada día al punto que quedar irreconocibles. Y en casos extremos tenemos a mujeres que han expuesto su vida. Está el caso de mujeres que recibieron silicona industrial en lugar de la médica. Al respecto acabo de ver un programa sobre desastres que sufren algunas mujeres en su físico (y hasta en su salud, física y/o emocional) por diversos motivos, y cómo la ciencia moderna las puede ayudar (o al menos lo intenta en la mayoría de los casos). El deseo de verse sensuales ha motivado a muchas mujeres a tomar decisiones poco afortunadas que en muchos casos, han dejado huellas terribles en su cuerpo. Buscando información he visto el caso de una mujer que se inyectó silicona en las nalgas, pero como no era médica, generó desplazamiento y hasta gangrena en sus extremidades, obligando a los doctores a amputarle todas las partes afectadas para salvarle la vida. Parece algo increíble pero es cierto. Hoy ella dedica su vida a advertir a otras mujeres del peligro para que no pasen lo mismo y aprendan a quererse.
Otra historia es la de una mujer de unos 40 años, que en su deseo de mantener su belleza de juventud y verse sensual (realmente no entiendo por qué es taaaaaaan importante para algunas mujeres...) se realizó un implante en los glúteos. Al poco tiempo descubrió que le habían inyectado la terrible silicona industrial y ésta se había derramado en toda su zona posterior, al punto de ocasionarle una crisis de insuficiencia renal aguda. Le salvaron la vida operándola pero le dejaron cicatrices terribles y no lograron sacar todo el material, por lo que tiene mucho dolor, no puede casi caminar y no podrá ser nuevamente operada.
Estas historias me hicieron preguntarme: ¿hasta dónde debemos llegar para lucir jóvenes y bellas?
Cada mujer tiene su propia respuesta, pues es un tema de perspectiva de vida y estilo personal, sin embargo, algo que es importante, en mi opinión, es no pretender fingir lo que no somos (o una edad que ya no tenemos) pues equivale a aferrarnos a algo que ya no somos. La salud y la vitalidad no es privilegio de la juventud, y de hecho podemos sentirnos activas y saludables sin recurrir a operaciones complejas (que además implican tratamientos complementarios y luego otra cirugía posterior, y otra y…).
La belleza se lleva por dentro y se refleja en el exterior. Sentirse a gusto con una misma es indispensable y hace maravillas por nuestra apariencia. Tratar de vernos más jóvenes con complejo de culpa y ansiedad, sólo nos llevará a desperdiciar recursos buscando algo que no se puede comprar.Si tomamos la vida con calma y asumimos la maravillosa oportunidad de la edad madura (al final, no todos la tienen y nosotras sí!), podemos ver una serie interminable sde cosas que podemos hacer para sentirnos y lucir espectaculares. Una buena alimentación, una práctica regular de ejercicio y una actitud positiva son más eficaces para una imagen joven que cualquier tratamiento o procedimiento quirúrgico. Un arreglo que busque disimular astutamente algún punto negativo y resaltar los positivos, buscando mejorar nuestra imagen a la vez que le otorgamos salud a nuestro exterior y nuestro interior, será bien aprovechado si lo hacemos con alegría y entusiasmo.
No obstante, hay algunos temas puntuales que es importante revisar para sentirnos cómodas y adecuarnos a cada etapa de nuestra vida.
Relaciones sexualesLa Madre Naturaleza diseñó nuestro sistema erótico-sexual para cumplir una función en el proceso reproductivo de la especie y por ello asuntos como la lubricación o el orgasmo, se alcanzan en un triz a los 25 y cuestan mucho 30 años después. En el caso masculino, la dificultad está en las erecciones, que son menos frecuentes y potentes, pero en el lado femenino, pasados los 50 el cuerpo va cambiando (especialmente luego de la menopausia), la piel pierde firmeza por la pérdida de colágeno, lo mismo que los músculos, y por ello va cambiando la forma de nuestro rostro y hasta nuestra respuesta sexual, ya que el resecamiento vaginal (que va desde muy incipiente hasta uno extremo) origina una disminución en el deseo. Si tienes dificultad para gozar de una actividad sexual normal, un ginecólogo puede recetarte un complemento que normalice tus niveles hormonales. También ayuda mucho un gel lubricante (se consigue en las farmacias o autoservicios y no requiere receta) y el consumo de soya o alimentos basados en ella, además de una dieta baja en grasa, carbohidratos y azúcar, y rica en granos, verduras y frutas. Hacer ejercicio puede ayudar mucho al proceso.
Expectativas de vidaLa ciencia nos permite alcanzar edades que antes se consideraban de ancianidad, en plena vitalidad, lo que facilita mantener un estilo de vida agradable y productivo. Es cierto, los años pasaron y no somos jovencitas ¡pero tampoco debemos sentirnos ancianas! Es importante tener sueños, expectativas de realización, individual o en compañía, pues nada devuelve la juventud tanto como la ilusión. Estudiar algo que siempre quisimos, practicar nuestra actividad favorita o iniciar un hobbie son excelentes ideas, compatibles con nuestro nivel de actividad entre 50 y 60. Inclusive, pueden ser actividades realizadas en pareja, si viene al caso, lo que puede convertirse en un incentivo muy estimulante para ambos.
Nuestra imagen¡Quiérete! Es cierto que el rostro ya no es el mismo y la piel no responde a tus expectativas, pero felizmente tu público tampoco tiene 15... ¿cierto? Si te sientes bien reflejarás ese bienestar, lo demás es adoptar un estilo de vestuario acorde a tu cuerpo, edad y estilo de vida. Tratar de seguir usando piezas como las que lucíamos a los 30 suele ser un error fatal ( y que no engaña a nadie!).
Lo mismo se aplica al maquillaje y al cabello. Lo más recomendable es poner mucho énfasis en el cuidado y la nutrición, usar los productos adecuados (no es necesario invertir una fortuna en los más caros) y adoptar une estilo que nos guste y sea fácil de mantener.
Un mundo nuevo por descubrir“Cuando una puerta se cierra una ventana se abre”, dice el refrán, y es así como debemos ver esta etapa de la vida. Una nueva oportunidad para gozar y descubrir, con la madurez adquirida, lo que queremos de nosotras mismas y de los demás (pareja incluida), y trabajar para lograrlo. Pasear, aprender, enseñar, viajar, reir, bailar… la vida en pareja puede ser tan rica como uno quiera que sea, pero al igual que en la juventud, nada es gratis y todo tiene un precio. Hay que asumir el cuidado de nuestro cuerpo y hacerlo de forma responsable y agradable a la vez.
Las mujeres más atractivas no tienen 20, ni 50. Una mujer atractiva es aquella que se cuida con inteligencia, sin obsesionarse con ello, que se siente contenta con quien es, y disfruta la vida que tiene entre manos, independientemente de su edad. No se trata de recuperar lo perdido sino de disfrutar el presente y buscar lo que aún no se ha alcanzado.
¿Acaso podría ser ésta la mejor etapa de tu vida?