Revista Libros

"Beloved", de Toni Morrison

Publicado el 22 mayo 2011 por Barcoborracho

Fragmento de la ilustración de Óscar Astromujoff,preparada para esta edición de la novela
Innumerables sensaciones e impresiones, de algún modo extrajeras y a la vez coterráneas, me provocan las páginas de este libro, lo cual, por otra parte, es gratamente positivo; pues la buena literatura, llegado un punto, conforma el pensamiento que provoca: es decir, leo el libro desde mi sillón y también desde el libro, como -pienso- debe ser; esto significa: ha logrado atraparme.Lo primero que me sorprendió está arraigado prácticamente en cada párrafo: hay acciones -los personajes hacen cosas, el paisaje varía, el punto de vista se desplazada, etc.- pero lo que más llama mi atención -o más precisamente: la ensueña- es el despliegue de una retórica, cargada de profunda melancolía y dolor atroz, en cierto sentido desesperada y también autónoma de lo que relata -me refiero a los hechos mínimos, los detalles que relata-. Esto podría ser intencional, me digo. Y agrego: en su cometido descuida requisitos básicos -como sería la contraposición y precisión en las imágenes- y las escenas resultan descuidadas -muchas veces por poseer excesiva información en cada línea-, con una gratuidad onírica, deshilvanadas, bullentes, densas y por supuesto cursis. Junto con estas ideas me nace la siguiente certeza -sin aviso, como si efectivamente formaran parte del mismo movimiento mental-, que me confunde pero me permite seguir leyendo con placer: es prosa para bailar no para para dilucidar -¡Atención que está sonando un blues!-, pide una reacción orgánica antes que una elucubración.Quizá esto es así porque la historia de Beloved, o lo que ella significa -pienso, no muy seguro-, viene a alojarse en el cuerpo, como un parásito expansivo, tan profusamente como en la memoria y la conciencia; más exactamente: como una notación musical cuya partitura nació durante noches insomnes. Toni Morrison -me disculpo por la pobreza del elogio- la lloró antes de pensarla y escribirla, y mientras lo hacía -llorarla- la incubó: Beloved es producto del dolor de Beloved.Me sorprende la perspicacia del nombre Blues: el sonido de la lágrima.
La traducción es Iris Menéndez,para Ediciones B, S. A. Impreso en Gerona, España, 1993
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