La historia de Ben Wallace, se podría resumir como la continua lucha por un éxito que siempre fue más que improbable. A pesar de todas las circunstancias que nunca le ayudaron, Ben Wallace consiguió llegar a ser uno de los mejores pivots defensivos de la historia de la NBA.
Su árido camino hacia el éxito empezó en un pequeño pueblo de 1000 habitantes llamado "White Hall" en el Estado de Alabama. Nacer en 1974 como el décimo hijo de once hermanos, en una ciudad con esas características y ubicación, no parece ser un vergel para que florezca una estrella del baloncesto profesional.
En su crecimiento deportivo y personal, su trayectoria académica y sus méritos deportivos, tampoco fueron muy destacables, más bien, para nada hacían vislumbrar en lo que terminaría convirtiéndose Ben Wallace.
Su paso primero por el Cuyahoga Community College de 1992 a 1994 y, posteriormente, por la Universidad de Virginia Union de la NCAA II, previo "empujoncito" de su primer mentor deportivo Charles Oakley, no hacían presagiar que la noche del Draft fuera a ser saludado en su época, por el ya difunto Comisionado David Stern.
Como era previsible, el Draft de 1996, para mayor inri, nunca será recordado por ser el Draft en el que no se eligió al que probablemente sea el mejor undrafted de la historia del baloncesto moderno, sino como el Draft que llevó a la NBA a Allen Iverson, Kobe Bryant, Steve Nash, Ray Allen o Stephon Marbury... casi nada.
Hasta en sus posibles compañeros del Draft, Ben Wallace no tuvo precisamente excesiva suerte.
De cualquier forma, Ben Wallace era un jugador a destiempo en la NBA. En aquella época, un tipo de jugador físico y de escasa altura (206 centímetros muy escasos), recordaba al "enforcer" típico de los 80's y principios de los 90's al más puro estilo Maurice Lucas, Rick Mahorn o su propio mentor, Charles Oakley, pero Wallace era diferente.
Big Ben tenía lo físico, pero no poseía el arte del trash talking y esa suerte de marrullería propia del jugador que ejecutaba lo que fuera porque su equipo se llevara la victorias.
A diferencia de ese prototipo de jugador, Ben Wallace fue siempre un defensor noble, sin artes oscuras, lo cual lo evidencia el impresionante dato de su ratio tapón/falta, ya que puso más tapones (2137) que faltas personales (2078) a lo largo de su carrera, lo cual es particularmente extraordinario en un jugador de un corte tan defensivo.
Sus primeros años en la NBA, fueron en Washington, de nuevo un terreno escasamente propicio para él éxito. Quizás el mayor éxito de esa primera temporada, fue conseguir el Chevy Tahoe de Chris Webber a precio de saldo por tan solo 20.000 dólares.
La carrera de Ben Wallace empezó a ser significativa en la temporada 1998-1999, ya que empezó a jugar más minutos en Washington, pero de nuevo la fortuna no le sonrió especialmente, ya que esa temporada fue extraordinariamente corto por el Lockout de 1998.
Al año siguiente fue traspasado a Orlando y allí se ganó la titularidad con su implicación y solidez defensiva.
Wallace entendió que si quería ser especial en la NBA, debía ser un jugador diferente, capaz de hacer cosas que otros jugadores no pudieran hacer. Aprovechó sus espectaculares condiciones físicas y fue capaz de suplir su carencia de centímetros con fuerza y rapidez.
Esa temporada fue básica para que los Pistons pusieran sus ojos en él y que formara parte del traspaso de Grant Hill, a cambio del propio Wallace y de Chucky Atkins.
La suerte de Ben Wallace cambió en Detroit, ya que encontró el lugar idóneo para hacer crecer su baloncesto. La Ciudad del Motor era un territorio perfecto donde todavía sonaban los ecos de los éxitos de los Bad Boys.
Un jugador bregador del corte de Ben Wallace, fue fácilmente bendecido por la parroquia de Auburn Hills.
La llegada de forma escalonada de jugadores como Richard Hamilton, Chauncey Billups o Rasheed Wallace terminó por crear un proyecto ganador de la mano de Joe Dumars, ya como ejecutivo de los Pistons.
Durante ese periodo de camino al éxito del Título de 2004, Ben Wallace comenzó a ganar Premios de Mejor defensor de la liga e incluso a ser un habitual del All Star Game.
El cenit de su carrera llegó precisamente en las Finales de 2004, ya que siempre será recordado por su defensa descomunal sobre Shaquille O'Neal.
Esa actuación defensiva fue esencial para que los Pistons vencieran a los Lakers del Big Four de Shaq, Kobe, Karl Malone y Gary Payton.
Los Detroit Pistons llegaron a la Final nuevamente en 2005, pero en esta ocasión, los Spurs se llevaron las Finales por un ajustado 4 a 3.
En esos años en Detroit, edificó su leyenda y su denominación de origen como futuro Hall of Fame.
Sus 4 All Star y sus 4 Premios como mejor jugador defensivo de la liga, los consiguió con la camiseta de los Pistons, donde finalmente terminaría su carrera tras pasar por los Chicago Bulls y Cleveland Cavaliers.
Los de Michigan reconocieron la importancia de Ben Wallace al retirar su número 3, del mismo modo que la NBA, le convirtió el 11 de septiembre de 2021 en el primer jugador en ingresar en el Hall of Fame como Undrafted.
Ben Wallace es el mejor ejemplo de que se puede triunfar en el baloncesto, sin ser la estrella del equipo, sin ser el jugador estelar, sin la necesidad de ser el centro de los focos.
Hay jugadores que son importantes porque son importantes para sus equipos y, sin ellos, otros jugadores no pueden brillar. Esa es la especie de Big Ben.
Ben Wallace nunca escribirá su nombre en el Draft de la NBA, pero lo ha hecho en el Hall of Fame, como el primer hombre que ha sido capaz de superar todas las expectativas de los equipos de la NBA, los mismos que no le eligieron en el Draft.