Un día paseando por la calle, Ben Wilson se dió cuenta de la de chicles que habían tirados por el suelo… Y pensó: ¿Porqué no convertirlo en arte? Y eso es lo que hizo.
Desde entonces éste chico se dedica a convertir la basura de la calle en arte, obviamente al principio tuvo algunos problemas con la policía (para no variar), pero no hay ninguna ley que diga que no se puede pintar la basura de la calle.
Espero que si algún día estáis por Londres y os encontráis un divertido chicle en el suelo recordéis el peculiar trabajo de Ben, a no ser así os dejo a continuación una pequeña muestra de su trabajo para que os hagáis una pequeña idea…
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