“Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en el cielo …”, y nos ha elegido en él antes de la creación del mundo para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia por el amor.
Consideramos algunas de estas bendiciones:
La Salvación simboliza que el extraviado ha vuelto a encontrarse en el camino, que el causante de culpa es perdonado, que el que se encuentra cautivo es rescatado, que el abatido es justificado, para los que se sienten condenados ya no hay condenación…Estamos llamados a no descuidar este gran regalo que es la salvación, a no saber discenir y reconocer la severidad del pecado.
Podemos ser, Reconciliados con Dios por medio de aceptar no encontrarnos fuera de los mandatos de Dios . No podemos elegir una Cristo sin cruz . Al Rey de la Gloria debemos aceptarlo por entero. Estabais sin Cristo … sin esperanza y sin Dios en el mundo”; también “erais en otro tiempo … enemigos…ahora os ha reconciliado”. Efes. 2:1-12. La Amistad de ser hermanados en Cristo. Tenemos paz con Dios, y por lo mismo paz entre los hijos de Dios; lavando nuestras manchas de toda iniquidad, diciendo si soy pecador, tú eres Padre. Tú perdonas y olvidas y aceptas … como dice el salmista: Te gusta un corazón sincero,y en mi interior me inculcas sabiduría.
9Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve. más blanca que la nieve…
16Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
17Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Así seremos miembros de un solo cuerpo que es Cristo.
Como Amigos de Cristo bautizados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, tenemos comunión con Dios, o sea, participamos de lo goces del cielo. Si alguno está en Cristo, es ya nueva criatura “, 2 Cor. 5:17. Participando de la gracia de ser llamados hijos de la Iglesia, somos ovejas de su rebaño…piedras vivas rescatadas para el triunfo del reino, y la Nueva Jerusalén. Por consiguiente somos merecedores de que Dios oiga nuestras oraciones ya que renovados en el espíritu estamos en Cristo. Aceptando la recitación de la oración que Él nos enseñó : EL Padre Nuestro, hágase Tú voluntad en la tierra como en el cielo… Tener una conciencia purificada ya que estamos en Cristo acercándonos a Dios con corazón sincero, con fe inquebrantable que nos sacará de toda desesperanza y caída. Teniendo paz y tranquilidad, Fil. 4:6,7. Aprendiendo a ser alegres en al esperanza, como dice San Pablo…ante cualquier situación que se presenta… pues siempre hay un para que… y Cristo saca bien de lo que aparentemente no parezca. Vivir en el mundo sin pertenecer al mundo… No es tarea fácil pero depositando nuestra confianza en el que sabe lo que nos conviene, estaremos seguros de las respuestas, aunque a veces no las comprendamos. Revestirnos en su juramento que es eterno. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros a cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo…Saboreemos las promesas de Cristo. Todos hemos sido llamados, pero no todos oímos el llamado para poseer y disfrutar de estas bendiciones.
No lo olvides, Dios nos ama !.