Benedicto XVI en Santiago: ante el laicismo agresivo, nueva evangelización (notada ausencia sectaria de Zapatero)

Benedicto XVI, hoy, en Santiago de Compostela, ha hablado con conocimiento de causa, tranquilidad y esperanza, y no se ha dirigido sólo al agresivo laicismo hispano y la vía de salida del mismo por elevación de miras personales y cívicas, sino al que alcanza al menos el horizonte europeo.

Intuyo que esto es así porque Santiago es un redescubierto y creciente punto de encuentro para millones de peregrinos que -desde toda la geografía europea- se sienten llamado a repensar su propia identidad personal, social e individual, en este mundo en el que cada vez está precisamente más claro nuestra naturaleza de peregrinos.

Benedicto XVI ha hablado claro, fiado de la gracia de Dios, y habrá tiempo para releer lo que ha dicho. De entrada, el tono lo ha marcado en el vuelo hacia Santiago, en el que el Papa reveló que cuando decidió crear el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, pensaba «en todos los grandes países de Occidente pero sobre todo en España”, donde también se ha vuelto necesario responder a los desafíos del laicismo y explicar la fe con un lenguaje contemporáneo. 

Haciendo una rápida (y pobre) síntesis de lo leído, a mi modo de ver resulta que el Papa ha hecho sobre todo dos cosas:

1) ha considerado una tragedia que en Europa exista la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad, y

2) ha denunciado que se pretende arrinconar a Dios al ámbito de lo privado, por lo que ha exhortado a Europa a salir a su encuentro "sin miedo".

Quizá por esto, y tras leer no pocas de las opiniones publicadas, encuentro de mucho interés práctico inmediato y ceñido al panorama hispano, la firmada por Luis María Anson, en El Imparcial:

BENEDICTO XVI, ZAPATERO, EL COPRESIDENTE RUBALCABA, EL SECTARISMO

La actitud sabia del copresidente Rubalcaba al recibir al Santo Padre a su llegada a España contrasta con el sectarismo de Zapatero que se ha inventado un viaje a Afganistán, flanqueado por sus marionetas Carmina y Trinidad, para eludir lo que el sentido común le exigía.

Lo de menos es si el Papa viene o no en viaje de Estado. Lo de más es que representa la religión abrumadamente mayoritaria en España. Y el presidente del Gobierno si quiere ser el presidente de todos, como es su obligación, debió abandonar esa ideología panfletaria de preuniversitario que le caracteriza y esperar al Santo Padre a su llegada a España.

No lo ha hecho. Es un desplante para la galería excluyente como aquella sentada absurda al paso de la bandera de los Estados Unidos de América. El pueblo español, claro, no se ha solidarizado con su presidente sectario y ha arropado al Santo Padre con simpatía y fervor.

Benedito XVI es el líder espiritual del mundo. Nadie discute hoy seriamente esa circunstancia que caracteriza al Sumo Pontífice del Vaticano. El desplante zapatético, dulcificado por la presencia del copresidente Rubalcaba, es una mamarrachada impropia de un político responsable. El think tank monclovita tal vez le diga a Zapatero que con gestos semejantes cultiva al electorado radical. Pero se equivocan sus asesores. Son muchos más los socialistas católicos que no pueden justificar el aspaviento de su líder.

Luis María ANSON
de la Real Academia Española