La soja es un grano con un excelente valor nutricional que puede ser aprovechado de diversas maneras. Una de ellas es en forma de leche de soja. A diferencia de lo que sucede con la leche de vaca, la leche de soja no tiene colesterol (dado que es un producto de origen vegetal) y es rico en nutrientes. Está demostrado que la leche de soja es una excelente fuente de proteínas, vitaminas del complejo B, hierro, calcio y otros nutrientes esenciales.
La leche de soja puede consumirse de distintas maneras, tanto fría como caliente. Asimismo, puede utilizarse como reemplazo de la leche de vaca (en postres, tortas, cremas, etc.). También podemos consumirla con cacao en polvo a la hora del desayuno o la merienda. Si bien la leche de soja puede adquirirse en cualquier supermercado, lo más recomendable es hacerla en casa (tiene menos aditivos y conservantes, y posee le mismo valor nutricional). Es necesario considerar, de todas maneras, que en la primera infancia la leche de soja no debe ser utilizada como alimento exclusivo (debe ser consumida solo algunas veces por semana).
Para preparar la nutritiva leche de soja debemos poner a remojar una buena cantidad de granos de soja en agua pura por unas 30 horas (una relación 3-1 entre el agua y los granos). Cada 10 horas debemos cambiar el agua de remojo. Una vez concluido el período de remojo se deben procesar los granos con el agua del remojo (se puede agregar algo de agua extra, en caso de ser necesario). Llevar la mezcla a fuego alto hasta que hierva. Bajar y cocinar por una hora en mínimo. Al final se le puede agregar algún endulzante natural (azúcar integral, miel de caña, stevia), ralladura de naranja/limón o canela.
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