Llega el momento de decantarse por un deporte para nuestro hijo, las artes marciales nos resultan atractivas y nos encontramos con diversas alternativas, Judo, karate, taekwondo... Para los no iniciados en la materia pueden resultar muy similares, tanto en sus movimientos como en su vestimenta, pero pese a sus comunes orígenes existen importantes diferencias.
Lo que distingue al karate del resto es que utiliza fundamentalmente las manos para golpear, mientras el judo por ejemplo se basa en utilizar la fuerza del oponente en su contra, siendo por tanto un deporte con un mayor contacto, en el karate se trata más de golpes concisos y efectivos, las denominadas katas.
No es tan común practicar con otra persona, siendo los combates a 'larga distancia', ya que son más importantes las formas que el contacto en sí.
El karate infantil
En lo que respecta al karate infantil todavía se hace mayor hincapié en el control de los movimientos más allá de los combates. Todo ello hace que la disciplina sea uno de los valores que más se desarrollan con este arte marcial, disciplina a la hora de seguir las indicaciones del instructor en cuanto a los movimientos y técnicas concretas. Además a nivel individual se potencia la concentración, la paciencia, la voluntad de superación, el respeto por los mayores, el autocontrol y la confianza en las propias posibilidades que llega a través de un mayor conocimiento de uno mismo.
Físicamente los beneficios saltan a la vista, fuerza, agilidad, coordinación, flexibilidad, resistencia, equilibrio, además de una mejora en la noción espacial y temporal. Practicado con asiduidad el niño va a ver como mejora su condición física, el sentirse bien en el plano físico hará que mejore también su estado psicológico y emocional.
Pese a no ser un deporte de equipo gracias al karate el niño va a interiorizar valores como el compañerismo, la empatía, el respeto mutuo y la integración en el grupo, mejorando por tanto la sociabilidad del menor.
Beneficios psicológicos del karate para el niño
Como arte marcial tiene la ventaja añadida de que va a dotar al niño de una herramienta de autodefensa que le puede ser muy útil en determinadas ocasiones, además de darle una mayor seguridad en si mismo. Por todo ello es recomendable para niños faltos de confianza, tímidos o reservados, les ayudará a abrirse y descargar todas sus inseguridades. Pero también va a venir muy bien a niños hiperactivos o más agresivos, les ofrece una forma de exteriorizar sus emociones negativas de una forma adecuada, a la vez que les enseña a controlar sus impulsos.
El karate se puede practicar desde los 4 años, en esta etapa inicial el instructor trabajará la parte física dejando un amplio espacio para la diversión, más adelante se trabajará con más rigor todo lo relacionado con la técnica. Para su práctica no se precisa más que un quimono y una buena predisposición. Al igual que en otras artes marciales, en función de los avances del niño irá alcanzando grados que se reflejarán en el color de su cinturón, lo que es además un elemento motivador para el niño.