Como buen amante de las novelas de fantasía y de ciencia ficción adoro aquello que el lector común suele detestar: las sagas. Largo y tendido he discutido con amigos, familiares y algún que otro desconocido (en un bar, a altas horas de la noche y al calor de un impronunciable chupito de Jägermeister*) acerca de las bondades de disponer los hechos de una novela que bien podría resumirse en 100 páginas en más de 5 kilos de papel (edición cartoné).
Cierto, está aquello de lo bueno, si breve, dos veces bueno aunque es un refrán de cuya dudosa procedencia y más aún oscura utilidad (todas nos imaginamos la situación) lo ponen en tela de juicio. La realidad es que a mi, al menos, cuando algo me gusta, quiero que dure. De ahí mi pasión por las trilogías, sagas, colecciones y demás parafernalia de la Fnac.
Pues bien, aun empezando con el pie equivocado, pues después de esta retahíla acerca de los libros voy y copio el título de una peli, me gustaría embarcarme en una odisea por fascículos versada en una de las mayores búsquedas que una amante de la cosmética pueda acometer: el corrector perfecto.
Como los antecedentes ya fueron mencionados en el blog, no dedicaré este capítulo a repetirlos, sino que empezaré la trama por ese momento mágico en el que tiras a la basura el envase de tu antiguo corrector y con manos vacías pero corazón esperanzado te preguntas ¿y ahora qué?
Bueno, pues el qué en mi caso fue el corrector Erase Paste, de Benefit, en el tono nº2 por obra y gracia de una minitalla (qué raro en ellos!) procedente de un kit ya olvidado.
Primera impresión: el color. Ciertamente es un tono rosa-salmón bastante distinto al tipo de correctores beiges que yo había usado hasta la fecha.No es que sea extraño esto, de todas formas, pues la mayoría de expertos en maquillaje recomiendan los tonos naranja para neutralizar lo grisáceo de las ojeras. Por otra parte, un tono luminoso y bastante claro para tratarse del tono medio de la gama, aunque ninguno de los tres es realmente muy oscuro. Bueno, esto tiene sentido puesto que entre las bondades del producto se encuentra el ser corrector e iluminador al mismo tiempo.
Segunda mirada: la textura. Es un producto cremoso y blando, muy pastoso a falta de una palabra que lo defina mejor, que se extiende bien aunque requiere más trabajo que otros correctores más fluidos.A este respecto he de deciros que no tiene una textura que me convenza demasiado y durante mucho tiempo me las vi y me las deseé para aplicarlo sin parecer la nueva Uma Thurman (¿demasiado pronto para un chiste?).En resumen, ni con el pincel corrector de benefit ni con la P80 de Sigma, pues el producto se queda pegado a la brocha y no se extiende nada bien; tampoco con la Beautyblender porque es como si intentaras pintar un lienzo con plastilina. Al final, como no podía ser de otra forma en la era digital, la herramienta perfecta fueron mis dedos.
Opinión global: Lo cierto es que al principio el producto no me gustó nada aunque una vez aprendí a aplicarlo logré resultados bastante más aparentes. Aplicado con los dedos funde bien, en un aspecto bastante natural y con una importante cobertura de ojeras.
Así pues, en la parte positiva destacaría su poder cubriente, para aquellas que tengan un problema con el tono oscuro de la ojera puede ser un gran aliado. Además, la textura se nota agradable sobre la piel y parece bastante hidratante.
En el lado negativo hallaríamos la dificultad de aplicación y una cosa que a mi no ha acabado de convencerme: el hecho de estar mezclado con iluminador puede resaltar ligeramente las bolsas. Por otra parte, esa textura untuosa puede hacer destacar los pliegues y arruguillas de la zona por lo que hay que tener cuidado con no aplicarlo demasiado cerca de la línea de las pestañas.
Ya veis, por lo tanto, que no es una opinión concluyente pues, como pasa a menudo con la cosmética, lo que a una le va mal, a otra le va de maravilla. Yo, por mi parte, sólo puedo decir que la búsqueda del corrector perfecto es:
TO BE CONTINUED...
Espero que os haya gustado esta primera entrega de la saga y que estéis atentas a las futuras publicaciones. Un beso y hasta pronto.
*Impronunciable a la par que intragable: Puaj!