Benito no puede ni con el Maligno ni con el fútbol

Todavía no sé cuántos han sido los peregrinos que han seguido al Papa en su visita a Madrid. Y no lo sé, porque ya sabemos cuando hablamos de cifras como se hinchan por parte de los organizadores, y cómo luego bajan con los recuentos oficiales. Han sido muchos, han sido cientos de miles, pero dudo que hayan sido un millón y medio --como repiten cuan mantra los medios de comunicación--, y lo dudo porque la misma organización habla de 500.000 peregrinos inscritos. ¿Donde está el millón restante?

Lo que ocurre es que aquí, a diferencia de cuando se hace una manifestación cualquiera, la policía municipal no da cifras oficiales y que yo sepa en Cuatro Vientos era facilísimo hacer el cálculo, puesto que es un recinto abierto. También podía haber intervenido la empresa Lynce, con su método, que parece ser muy fiable. Pero claro, esta empresa que no se pierde una manifestación y en todas baja muy sensiblemente las cifras de los organizadores, debe estar de vacaciones, o quizá estén contando confesionarios en El Retiro.

Está claro que aliados de esta religión los hay a puñados, incluidos empresas y fuerzas del orden, y no van a consentir que nadie diga que los peregrinos son menos de un millón. De ninguna manera. Sería reconocer un fracaso.

Y es que han tenido todo a favor, los políticos del PSOE y del PP, el gobierno con su policía vestida de gris, las multinacionales que buscan beneficios con un pequeño sacrificio, puesto que de sus gastos sobre este evento, tienen una exención del 80%. En fin, todas las fuerzas vivas.

Sin embargo, no han podido con el Maligno. Ese ángel que les salió díscolo y que consiguió ganar la batalla meteorológica ayer en Cuatro-Vientos. Primero les obsequió con un sol de justicia, nada extraño, propio de un agosto madrileño, después cuando su líder les iba a dirigir el mensaje más importante, resulta que les ha mandado una tormenta de armas tomar, y antes de que se resfriara, ha hecho mutis por el foro, con lo que los jóvenes peregrinos no han podido escuchar su glorioso discurso. Y luego se preguntarán por qué existen sectas diabólicas.

No obstante, han difundido el discurso que Benito iba a soltar y, sin ser nada nuevo bajo el sol, no tiene desperdicio. Nada de pedir perdón por los casos de pederastia, sólo un aviso a los nuevos seminaristas para que de tener esa tentación no entren en su Iglesia, los que están que se queden. Nada sobre el estudiante mexicano, voluntario de la JMJ, que se quería cargar 400 laicos con gases venenosos, que por cierto, han tardado menos en soltarlo que en encontrarlo. Nada del peregrino loco que apuñaló en la mano al compañero Martín Sagrera por llevar una pancarta inofensiva. Nada sobre el preservativo, que para una vez que habló, la cagó.

Y lo de siempre, que si Dios les ama, que si el relativismo desprecia la búsqueda de la verdad. y después la retahíla eterna, el matrimonio ha de ser como el de Adan y Eva, hombre y mujer e indisoluble (yo les preguntaría cuántos de los padres de los peregrinos se han divorciado, o también, podemos mirar a los chicos del PP, que para familias raras –según su doctrina-- y divorciarse, véase a González Pons, todo un ejemplo, entre otros). Que si el aborto es el crimen más despreciable. Ha hablado también del papel de la mujer (supongo que se refiere a la sumisión y discriminación de las monjas). En fin la misma perorata, la misma letanía de siempre. Eso sí, ni pío sobre Somalia, donde, por cierto, debe haber pocos jóvenes, puesto que la mayoría de los niños no llegan.

Por cierto que ni con el Maligno ni con el fútbol, ha podido. La próxima cita con los jóvenes la ha convocado Benito, en 2013 en Río de Janeiro, cuando tocaba en 2014. ¿Y saben por qué? Porque el mundial de fútbol se celebra ese año en esa ciudad, y con el fútbol no hay quien pueda, ni el papa ni su jefe.

¡Ah! Y una buena noticia. Benito se ha ido. Madrid vuelve a ser libre, con permiso de Gallardón y la Espe.

Salud y República