Conozco la figura de Benjamín Prado desde hace ya tiempo sobre todo por su faceta de letrista de Joaquín Sabina. La altura poética del disco de Joaquín "Vinagre y rosas" le debe mucho a Benjamín. Además, soy lector asiduo de los artículos que publica desde hace ya muchos años en diversos medios escritos. Sin embargo a su literatura aún no me había asomado. Lo hago con su último libro de poemas, "Ya no es tarde", aparecido en noviembre de 2014 rompiendo un silencio poético de ocho años de duración.
Benjamín Prado (Madrid, 1961) es un escritor en el más amplio sentido de la palabra. De sí mismo dice: ' llevo escribiendo desde los 18 años'. Cuando habla de la creación poética afirma que ' al verso hay que darle la naturalidad propia de la prosa así como a la prosa cargarla de poeticidad'. Ha escrito, además de poesía, novela y ensayo. Sus últimas obras en estos dos géneros son la novela "Los treinta apellidos" aparecida en mayo de este mismo año, y en 2015 su ensayo "Más que palabras".
La verdad es que a veces parece como si las casualidades no fuesen tales, sino más bien causalidades. Digo esto porque resulta que el título del último ensayo publicado por Benjamín Prado, "Mas que palabras", coincide con la denominación de la Tertulia Literaria en la que participo desde hace años; la lectura que hemos realizado en noviembre en esa tertulia de amigos ha sido "El corazón es un cazador solitario" de Carson McCullers [reseña de la novela "Los nombres de Antígona", aparecido en 2001. Por si esto fuera poco durante varios años vine a coincidir con el poeta en el barrio donde vivimos ambos en la zona noroeste de Madrid conocido con el nombre de "aquí], escritora norteamericana que junto a otras cuatro mujeres más fueron estudiadas y analizadas por el autor madrileño en otro ensayo suyo capital, Ciudad de los poetas". Este nombre le iba a él pintiparado aunque, otra casualidad, cuando por fin me atreví a abordarle con ocasión de la presentación en la librería Rafael Alberti de Madrid de "Patria", la estupenda novela de Fernando Aramburu, me aclaró que ya no vivía en el barrio pues se había mudado con su pareja a una localidad de la sierra madrileña.
Todo lo anterior se puso en marcha en mi interior cuando decidí participar en la iniciativa del blog de ay algo no novela, ello es la poesía; Laky "Libros que hay que leer", el mes temático de la no novela, que está teniendo lugar durante este mes de noviembre. Me dije, si con claridad h Benjamín Prado es poeta; no he leído nada de él; me atrae su persona, sus artículos periodísticos, sus letras de canciones, su conocimiento literario; es o ha sido hasta hace poco vecino del barrio..., ¡qué mejor cosa podría hacer que leer un poemario suyo! Pues, dicho y hecho.
Este libro de poemas me ha gustado mucho. El poeta comunica, gozoso, en él su redescubrimiento del amor. Nos traslada su renacer a la vida a través del amor a pesar de los años que tiene (53 en el momento de dar a la luz el librito), nos dice con todas sus ganas que no es tarde para ello, que "'ya no es tarde ". Este es precisamente el título que da a este poemario que, tras un poema ('Cuestión de principios') a manera de prólogo, abre con un poema impresionante titulado No es tarde', quizás el poema más conocido y difundido de la última creación poética del escritor
"Nunca es tarde para empezar de cero,
para quemar los barcos,
para que alguien te diga:
-Yo sólo puedo estar contigo o contra mí.
Nunca es tarde para cortar la cuerda,
para volver a echar las campanas al vuelo,
para beber de ese agua que no ibas a beber.
Nunca es tarde para romper con todo,
para dejar de ser un hombre que no pueda
permitirse un pasado.
Y además
es tan fácil:
llega María, acaba el invierno, sale el sol,
la nieve llora lágrimas de gigante vencido
y de pronto la puerta no es un error del muro
y la calma no es cal viva en el alma
y mis llaves no cierran y abren una prisión.
Es así, tan sencillo de explicar: -Ya no es tarde,
y si antes escribía para poder vivir,
ahora
Forman el libro 29 composiciones poéticas distribuidas en tres apartados (' Nunca es tarde', ' Viajes con la azafata' y ' Vida y Obra') de 9 elementos cada una. Dos composiciones más, una a modo de prólogo -la ya citada 'Cuestión de principios'- y otra a manera de epílogo, de cierre del conjunto -'Punto final'-, conforman todo un volumen inspirado por la llamada del sentimiento amoroso hacia una persona pero siempre acompañado por otro importantísimo sentimiento que nunca abandona al escritor, su inmenso amor a la literatura.
Los dos poemas que sirven de apertura y cierre de este libro de poemas diríase que son una especie de invocación a quien desde fuera del ser humano entienda de esto (los dioses, las musas, la inspiración, el genio poético, el puro trabajo...) para que le guíe en el hallazgo y ejecución de las composiciones que vienen a continuación (" Un poema que diga también lo que no dice / Un poema que escuche a quien lo dice / [...] Un poema que sea capaz de repetir / justicia y corazón / libertad / y alegría...", en 'Cuestión de principios'); y en el del epílogo para que el lector destinatario de los mismos tenga más cumplida comprensión de ellos (" Un poema que imite / lo que vas a sentir cuando lo leas / [...] Un poema que te ha reconocido / [...] Un poema que sea más fuerte que el olvido / Un poema que el tiempo ya no puede vencer", en 'Punto final').
Comprendidos, encajados entre estas dos inmensas declaraciones de principios literarios y de amor humano quedan 27 hermosos poemas. Los de 'Nunca es tarde', la primera parte, son poemas muy románticos cargados de optimismo al haber tenido lugar el hallazgo amoroso que le ha permitido despegarse definitivamente de su situación vital anterior:
"gracias
Está cargada esta primera parte de un romanticismo a veces muy becqueriano
"Qué difícil resulta saber callar a tiempo,
a la hora de escribir y de quererse" ('No sé cómo decirlo')
La unidad vida-obra que rotula la tercera parte del libro está presente desde el principio. El poeta no quiere engañar a la persona amada, y por ello le dice que su familia, su carta de identidad, a él se la ha dado la literatura; ella, entonces, al ser objeto y motivo de estos poemas, por obra y gracia de la creación poética pasará a formar parte de todos los que leamos estos versos ('Libro de familia').
El poema que cierra esta primera parte de la obra lleva por título 'Poesía social'. En él Prado asocia Amor con Libertad, sometidos ambos a inmensos peligros por sus enemigos. Para marcar mejor la idea de que tanto en el Amor como en la Sociedad nada tiene que darse por eterno e inamovible echa mano de palíndromos [palabras o frases que se leen igual de izquierda a derecha que a la inversa], la mayor parte de las veces [palabras que leídas al revés tienen diferente significado]:
[...] nada es verdad para siempre
que todo se transforma con decirlo al revés
del modo en que el 'azar' se hace la 'raza'
o el 'líder' el 'redil'
o el 'animal' la 'lámina'
Para aquellos que consideran que el cambio no tiene sentido alguno porque siempre todo sigue y seguirá igual tanto en lo social como en el amor el poeta que está en desacuerdo total significa este inmovilismo con palíndromos propiamente dichos:
contestaban que era posible un mundo
en el que se pudiese cambiar de dirección
sin cambiar de sentido
-como 'aviva'
' Viajes con la azafata' es el título de los nueve poemas siguientes en los que el poeta junto a su amada viaja por distintos lugares del mundo y en ellos siempre rastrea y sigue los pasos de escritores que allí estuvieron, quedaron enterrados o simplemente situaron algunas de sus obras: en Lisboa, Pessoa; en Moscú, la novela de Boris Pasternak "Doctor Zhivago"; en Viena, Sigmund Freud; en Coral Gables (Florida), Juan Ramón Jiménez; en Ginebra, Borges, Rousseau, Calvino; en Kirchstetten (Austria), W. H. Auden; y así.
Cierra esta segunda parte con un poema titulado 'Un profesor es alguien que habla en los sueños de otros' en el que dirigiéndose a su amada da las claves de lo que para él es Poesía o al menos estas poesías que su amor mutuo ha despertado en ellos. Para hacerlo respira a través de su pluma Pedro Salinas, considerado entre los poetas del 27 como el poeta del amor, y al igual que él se refugia en los pronombres y demostrativos: " que tu poema sepa algo que ignoras / [...] que tu poema esté entre tú y yo".
, la tercera parte, explicita la íntima imbricación que en su vivir personal tiene la propia creación literaria. Es consciente de que este poemario es de amor (" Ya sé que este es un libro que habla de ti y de mí") pero ello no quiere decir que Benjamín Prado haya olvidado la injusticia, las desigualdades, el dolor que existe en el mundo (aunque " este es un libro de amor, sus páginas / están abiertas para los que sufren / para los ilegales, para los desterrados, /" [...], en 'Tablón de anuncios').
En el poema 'Su viva imagen' evoca a su madre fallecida. Lo hace con la sorpresa de ver que todo sigue -como dijera Juan Ramón Jiménez en "El viaje definitivo" [la vida, el pozo blanco, los pájaros cantando...]- igual que si nada hubiese sucedido:
"Es tan raro saber que no volveré a verla
y los demás
seguiremos entrando en restaurantes,
cines,
supermercados, estaciones de tren...
Que no volveré a oír su voz pero a las nueve
será otra vez la hora de la cena,
los fines de semana iré al estadio,
mi coche rodará por la autopista
que ella escuchaba desde su jardín...
[...]
[...]María Ángeles Prado, la mujer de mi vida."
Un poemario de amor cargado de literatura. Por si no fuera suficiente con los textos poéticos henchidos de lecturas y vivencias literarias, el poeta enmarca cada uno de los tres apartados bajo la cita de una escritora. Un libro dedicado a una mujer cargado de principio a fin de miradas femeninas. Así la primera parte recoge una frase de la poeta y ensayista rumana Ana Blandiana; la segunda, otra de la poeta estadounidense Emily Dickinson; y la tercera, cierra con un pensamiento de nuestra última Premio Cervantes de Humanidades, la poeta uruguaya Ida Vitale.
Pero hay citaciones más allá de las señaladas en estos tres apartados. El libro abre con unos versos de la escritora búlgara Blaga Dimitrova
y se cierra con otra cita de la magnífica autora canadiense Margaret Atwood
Es un libro en el que el poeta imparte magisterio literario-vital a su amada María -" A quien, si no a María", concluye del todo el volumen-. Es una delicada y muy emotiva declaración de amor a esta mujer con la que el poeta, nos dice, ha vuelto a renacer, ha vuelto a reencontrarse consigo mismo en lo afectivo. Quiere compartir con ella todo cuanto conoce, disfruta y crea cuando escribe. Una escritura que paradójicamente por ser personal, resuenan en ella los libros que ha leído; y eso se lo quiere transmitir a ella, es un lema que se aplica a sí mismo y que nos lanza a todos los que le leemos
Dejo para cerrar esta reseña el recitado por parte del mismísimo Benjamín Prado del último poema de la 3ª parte del libro titulado 'El día que deje de quererte'. Espero que os guste este poema y que los fragmentos de otros que hay esparcidos en esta entrada os animen a leer el poemario por vosotros mismos.