Estatua dedicada a Cyrano en Bergerac. (Foto: Torres)
A un personaje tan controvertido como Cyrano de Bergerac le viene que ni pintado ser más conocido por su protagonismo en la obra de otro (Edmond Rostand) dos siglos y medio después de su muerte que por sus propias acciones. Así sucede con el francés, que nació en 1619 en París, completó una corta carrera militar, escribió hasta convertirse en uno de los autores más reconocidos y criticados de su siglo y murió joven, a los 36 años, después de sufrir un accidente con una viga. Tomó el nombre de Bergerac de las tierras que adquirió su abuelo y en esta pequeña ciudad explotan su fama y el tamaño de su nariz para atraer visitantes y compradores de vino, blanco en su mayor parte por lo que pudimos ver en la vista que giramos en 2013 a la antigua provincia del Perigord.