Revista Viajes

Berlín, capital de una historia reciente

Por Martafr1975

Con una gran historia reciente que contar a sus visitantes, Berlín ha sabido sobreponerse a pasos agigantados de una Segunda Guerra Mundial y una posterior Guerra Fría que dividió, con su muro, una ciudad, un país y al mundo en dos.

Hoy, sus calles están llenas de modernos edificios, de una sociedad avanzada y cosmopolita que convive con el rastro que dejaron estos dos hechos históricos de los que aún pueden verse vestigios del pasado a cual más inquietante y abrumador.

Berlín no es una capital europea de las que enamoran a primera vista, pero la vida que hay en ella y las sensaciones que afloran en cada uno de los rincones que recuerdan a los millones de muertos que dejó el fascismo y a las penurias de la Alemania del Este que dividió a familias enteras, dejaron en mí una explosión de sentimientos difícil de olvidar.

Vamos con un poco de historia primero.

La Alemania nazi y la Segunda Guerra Mundial

Adolf Hitler tomó el poder en 1933 y Berlín asume de nuevo el papel central en la política alemana optando a ser la capital más imponente del mundo, cosa que no llegó a suceder nunca a causa del estallido de la guerra. Desde el imponente edificio de la Cancillería del Reich, que Hitler ordenó construir, se tomaron algunas de las decisiones más trascendentales de la historia del siglo XX.

El primer paso para dar a conocer al mundo la magnificencia del nazismo fueron los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. Seleccionada como sede olímpica un año antes del nombramiento de Adolf Hitler como Canciller de Alemania, éste elaboró un espectacular programa de difusión y una puesta en escena sin precedentes como muestra de grandeza.

El 1 septiembre de 1939 da comienzo la Segunda Guerra Mundial con la invasión alemana a Polonia en su pretensión de fundar un gran imperio en Europa. Esto produjo la inmediata declaración de guerra de Francia, el Imperio Británico y las Naciones Unidad al Tercer Reich, implicando a la mayor parte de naciones del mundo agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas entre sí: los Aliados y las Potencias del Eje ( Alemania, Japón e Italia).

Marcada por hechos históricos de mucha relevancia, el Holocausto y el uso de armas nucleares, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto bélico más mortífero de la historia de la humanidad con un resultado final de entre 55 y 60 millones de víctimas.

Berlín, como capital de la Alemania nazi fue bombardeada sistemáticamente por los aliados dejando una ciudad destrozada casi en su totalidad y con una población que se redujo considerablemente. En concreto la población judía, de los 82.000 que residían en Berlín antes de la guerra, sólo 7.240 sobrevivieron a la "solución final", escondidos por ciudadanos berlineses en los sótanos de sus casas.

El 2 de mayo de 1945 tuvo lugar la rendición incondicional de Alemania ante el Ejercito Rojo tras la Batalla de Berlín, un feroz enfrentamiento entre la Alemania nazi y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas ( URSS). Durante la batalla, Hitler, refugiado en un búnker se suicidó junto a su mujer, Eva Braun.

La Posguerra y la Guerra Fría

Tras la guerra, Berlín (al igual que el resto de Alemania) fue dividida en cuatro zonas bajo la administración de los cuatro aliados: Francia, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética.

Los tres sectores occidentales se unificaron en el marco de la República Federal de Alemania ( RFA) para contrarrestar la influencia de la ocupación soviética, dando lugar a una respuesta de bloqueo de Berlín Oeste y la creación de la RDA, República Democrática Alemana, con la capital en Berlín Este convirtiendo a la ciudad en icono de la Guerra Fría.

El 13 de agosto 1961, los berlineses se levantaron con una ciudad dividida por un muro construido en secreto y en una sola noche por el Bloque del Este dominado por los soviéticos. Para unos (los soviéticos) el Muro de Protección Antifascista, para otros (opinión pública y gran parte del mundo occidental) el Muro de la Vergüenza.

Cuarenta y cinco kilómetros de muro que dividía la ciudad en dos y otros ciento quince kilómetros que aislaba Berlín Oeste de la RDA.

Berlín, capital de una historia reciente

Muchas personas murieron en el intento de huir mientras se dirigían al sector occidental, pero también muchos berlineses del oeste abandonaron la ciudad que, a pesar de estar masivamente subvencionada, se encontraba enclavada en territorio soviético y no ofrecía las mismas oportunidades que el resto del país.

El muro de Berlín cayó el 9 de noviembre de 1989 cuando el gobierno de la RDA aceptó la libre circulación de ciudadanos entre las dos partes de la ciudad. Al año siguiente la RDA desaparece y tiene lugar al reunificación de Alemania que traslada su capital de Bonn a Berlín.

Recorriendo Berlín. Día 1, viernes 8 de septiembre

Toma de contacto con la ciudad.

Berlín tiene dos aeropuertos: Berlin-Tegel, más céntrico y muy bien situado y comunicado, y el Berlin-Schönefeld, algo más alejado pero también muy bien comunicado por transporte público que funciona de maravilla y llega a todas partes.

Las tarifas del metro (U-Bahn), trenes de cercanías (S-Bahn) y regionales (R) no son baratas y si, como en nuestro caso, solo se visita la ciudad unos días, lo mejor es coger abonos de 24 horas según las zonas que se necesiten. Por ejemplo nosotros el primer y último día cogimos bono de 24 horas para las zonas ABC: 20,80€ bono 24 horas para grupo de 5 personas más 5,30€ bono 24 horas de tarifa reducida de niño frente a 3,40€ de un single ticket y a 2,50€ de un single ticket de tarifa reducida. El resto de días nos sirvió la tarifa de la zona AB (19,90€ abono para cinco personas y 4,70€ abono de niño).

Nuestro hotel, el Ibis Styles Berlin an der Oper, está ubicado justo en una de las salidas de la estación de U-Bahn Deutsche Oper, línea U2 con parada en algunos de los principales puntos turísticos de la ciudad. El hotel es sencillo, económico y con habitaciones amplias y limpias. Una muy buena opción para alojarse en Berlín sin necesidad de arruinarse.

Tras el ajetreo que supone salir del un aeropuerto, llegar a una ciudad desconocida y dejar las maletas en el hotel fuimos andando hasta la Kaiser Wilhelm Gedächniskirche. Esta iglesia fue construida bajo el mandato de Guillermo I y no fue un edificio de especial importancia hasta que no fue bombardeado por los aliados en la II Guerra Mundial. A punto estuvo de ser demolido, pero los berlineses decidieron crear un monumento conmemorativo que pretende recordar la sin razón de la guerra.

A escasos metros se encuentra el Zoológico de Berlín, el más gran de Alemania y con una de las mayores cantidades de especies del mundo. Yo estoy en contra de este tipo de parques y tuvimos que oponer resistencia a la opinión de los niños que viajaban con nosotros, pero finalmente negociamos con la promesa de otra visita diferente. Pasados diez minutos ni se acordaban del zoo.

Si el tiempo acompaña, el Tiergarten es un lugar ideal para pasear, para hacer un picnic o simplemente descansar un rato. Este enorme parque es el equivalente berlinés del Central Park de NY o del Hyde Park de Londres. Situado en el centro de la ciudad, es un auténtico pulmón verde y está enmarcado por algunos de los símbolos más importantes de Berlín.

Muy cerca de la entrada sud-este del parque se encuentra el Sony Center, caracterizado por su enorme cúpula de cristal y acero que cambia de color continuamente, se construyó en un enorme espacio que quedó vacío después de la caída del muro en la Postdamer Platz. Hoy alberga tiendas, restaurantes y unos grandes almacenes, además de los restos del lujoso Grand Hotel Esplanade del que solo pudo salvarse un 10% tras la guerra. En la entrada del Sony Center desde Postdamer Platz puede verse parte de la fachada y alguna de las habitaciones.

Berlín, capital de una historia reciente

En la misma plaza se conservan restos del muro para su recuerdo, pero fue reconstruida en casi su totalidad y hoy es una plaza moderna y representativa del nuevo Berlín.

Día 2, sábado 9 de septiembre

Amanece nublado y lluvioso, un día típicamente berlinés.

Empezamos nuestro segundo día de recorrido en el Parlamento Alemán, en el antiguo edificio del Reichstag construido en 1894. En 1933 se declaró un incendio del que nunca se supo el culpable pero se acusó a un supuesto comunista holandés. Este hecho marcó el fin de la República de Weimar que sirvió de pretexto a Hitler para perseguir a sus enemigos políticos. Durante la dictadura nazi el edificio estuvo abandonado y fue seriamente dañado en la II Guerra Mundial permaneciendo casi en ruinas hasta 1961 momento en el que se llevó a cabo una renovación parcial dejando en su fachada las marcas de balas. En 1991 se decidió que el parlamento alemán volvería al Reichstag y fue entonces cuando se restauró en su totalidad. Su cúpula puede ser visitada incluso en sesión plenaria, pero hay que concertar visita con antelación.

A pocos metros se encuentra la icónica Puerta de Brandenburgo, sin duda, uno de los monumentos más representativos de la ciudad no solo por su valor arquitectónico sino también por ser testigo de grandes hechos históricos como los triunfos nazis o como símbolo de la Alemania unificada después de la caída del muro.

Berlín, capital de una historia reciente

Si hay un monumento en Berlín que represente una de las mayores barbaries llevadas a cabo en la historia reciente es, sin duda alguna, el Monumento al Holocausto. Dos mil setecientos once bloques de hormigón de diferentes alturas forman este memorial que a ojos de unos puede resultar un poco feo pero si nos dejamos arrastrar por las sensaciones que provoca el pasear entres los bloques podemos sentirnos desorientados y perdidos tal y como tuvieron que sentirse los 6.000.000 de personas asesinadas durante este oscuro episodio. Se te hiela la sangre cuando piensas en las cifras mientras, en silencio, recorres las grises losas. Y no se trata de una cuestión estética, se trata de lo que ocurrió no hace tanto en lo que se denominó "la solución final de la cuestión judía".

Berlín, capital de una historia reciente
Berlín, capital de una historia reciente

Bajo una explanada próxima que hoy sirve de aparcamiento de coches subyace el búnker que sirvió de refugio antiaéreo a los altos mandos de la Alemania nazi y dónde Hitler se suicidó tras tener conocimiento que las fuerzas armadas se habían rendido a los soviéticos. Lo que queda del búnker está clausurado.

Seguimos saltando por la historia de la II Guerra Mundial a la Guerra Fría y es precisamente en este lugar donde los dos hitos históricos se unen, en la exposición al aire libre Topografía del Terror ubicada en las ruinas donde se encontraba la Policía secreta del Estado (Gestapo) con sus cárceles, la dirección de la SS, el servicio de seguridad de la SS y la Oficina Central de Seguridad del Reich. Es fácil entender el porque del nombre que se la ha dado a dicha exposición. En el mismo lugar podemos ver una de las pocas partes del muro de Berlín que se conserva en pie.

Berlín, capital de una historia reciente

Siguiendo la línea que discurre por el antiguo trazado del muro de Berlín, se llega al Checkpoint Charlie, el puesto fronterizo más famoso de Alemania. Aquí los vigilantes aliados registraban a los miembros de las fuerzas armadas americanas, británicas y francesas antes de que viajaran a Berlín del Este. Hoy hay una reconstrucción de la torre de vigilancia y una placa que recuerdan el antiguo paso fronterizo. Justo al lado, una exposición muestra la evolución de dicho paso a lo largo de los años mientras existió el muro.

Berlín, capital de una historia reciente
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Siguiendo Friedrichstraße dirección norte y girando por Mohrenstraße a la derecha se encuentra la Gendarmenmarkt, quizás la plaza más bonita de Alemania, según algunos. Con sus dos catedrales gemelas una a cada lado de la plaza, la Deutscher Dom y la Französischer Dom, separadas por la Konzerthaus, la hacen realmente armoniosa y nos da una ideal de como era Berlín antes de la II Guerra Mundial, a pesar de haber sido los tres edificios seriamente dañados durante los ataques a la ciudad.

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Antes de adentrarnos en la Isla de los Museos para visitar el famoso Museo de Pergamo, hacemos una pequeña parada para comer un hot dog en la calle, algo muy berlinés especialmente ahora que la lluvia nos ha dado una tregua.

Berlín, capital de una historia reciente

La Museumsinsel es uno de los principales lugares de interés turístico de la ciudad. Patrimonio Mundial de la Unesco desde el año 1999, la isla alberga cinco extraordinarios museos con piezas de un valor incalculable. El Pergamonmuseum, el más visitado de Berlín, acoge piezas como el Altar de Pergamo (ala en restauración y cerrado al público hasta 2019), la Puerta de Ishtar, la Puerta del Mercado de Mileto o la Vía Procesal. El Bode-Museum cuenta con una extensa colección de arte bizantino y una colección numismática. El Neues Museum alberga piezas procedentes del Museo Egipcio siendo el Busto de Nefertiti la joya de la corona. La Alte Nationalgalerie muestra obras de reconocidos artistas del Clasicismo, Romanticismo, Impresionismo y arte contemporáneo temprano. Y el Altes Musem incluye piezas de la antigua Grecia, del imperio romano y una colección de arte etrusco.

Si, como en nuestro caso, no nos sobra mucho tiempo para visitar la ciudad hay que elegir uno o dos entre todos los museos. Nosotros nos decantamos por el de Pergamo y puedo asegurar que no defrauda.

Berlín, capital de una historia reciente
Berlín, capital de una historia reciente

El cansancio empieza hacer mella en nosotros, y aún nos queda volver al Reichstag al atardecer para subir a la cúpula. Pero antes de eso necesitamos descansar un rato en algún lugar tomando una buena cerveza berlinesa y llenar el estómago con algo más consistente que un hot dog. Como ya viene siendo una tradición en nuestros viajes, hacemos caso de la guía Loney Planet y nos dirigimos a la , en el barrio de Nikolaiviertel. Cerveza casera que acompaña a platos tan alemanes y abundantes como el pato al horno con albóndigas de patata y col roja, el goulash o el cerdo con sauerkraut y patatas.

Demasiado bien estuvimos en la cervecería... Tampoco pudimos decir que no a un apple strudel... Así que nos quedamos sin cúpula de Reichstag. En otro viaje será. Pero el placer de una buena cerveza, una buena comida, una temperatura agradable después de un día de lluvia constante y un asiento para descansar un rato, eso tampoco se olvida.

Día 3, domingo 10 de septiembre

El cielo de Berlín da un atregua y hoy el día de presenta con una temperatura mucho más agradable, además de vislumbrarse el sol.

Como manda la tradición berlinesa, el domingo es día de parques y de mercadillos al aire libre. El Mauerpark es el lugar ideal para ello porque tiene las dos cosas: una estupenda zona verda donde descansar, comer e incluso cantar karaoke y un inmenso mercadillo tipo rastro que los domingos se llena de gente.

De camino hacia allí es visita obligada el Memorial y centro de documentación del Muro de Berlín ( Gedenkstätte Berlines Mauer). A lo largo de Bernauer Straße, desde Gartenstraße hasta la entrada del Mauerpark, un museo/memorial al aire libre recuerda la división alemana y lo que supuso para muchos berlineses vivir con semejante muro separando no solo dos partes de una misma ciudad sino a familias enteras y amigos que, en muchos casos, no volvieron a verse jamás. Se conserva aún un trozo de la antigua franja fronteriza original que existía al final de los años 80 y a través de ella podemos hacernos una idea de la angustia que suponía vivir al otro lado. Hay también un centro de documentación con fotos e historias que erizan la piel y una Capilla de la Reconciliación que, desde 2005, de martes a viernes, se conmemora a cada uno de los muertos del muro para que nunca caigan en el olvido.

A esta parte del muro se le llamó "franja de la muerte" porque en ella murieron por lo menos 136 personas intentando escapar de la RDA.

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Pero la franja de la muerte es hoy una zona con vida propia. El Mauerpark reúne cada fin de semana a miles de personas, especialmente gente joven, que aprovechan para comprar en el gigantesco mercadillo, degustar las diferentes y múltiples comidas de todas las nacionalidades que preparan en las food truck, sentarse en el césped a tomarse una o varias cervezas, pintar graffitis en el muro o, los más osados, cantar ante cientos de personas en el karaoke que tiene lugar cada domingo en las gradas del parque a partir de las tres de la tarde.

Yo no he podido resistirme a comprar algo en este enorme mercado de pulgas. Me vuelven loca y no se decir que no, y si encima me animan para que compre pues me llevo a Barcelona una enorme placa metálica con el nombre de una calle. Como lo meteré en la maleta de cabina, en estos momentos, es lo de menos. ¡Lo contenta que voy yo con mi placa vintage!

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Otro de los ineludibles de Berlín es la Alexanderplatz, la más conocida de Berlín y la más grande de Alemania, con la gigantesca Torre de Televisión visible desde cualquier punto de la ciudad.

La Berliner Fernsehturm es hoy el símbolo de la capital pero también lo fue de la superioridad socialista desde su inauguración el 3 de octubre de 1969. Con sus 368 metros de altura es el edificio de acceso público más alto de Europa y desde él se puede admirar una panorámica de 360º de la ciudad.

Berlín, capital de una historia reciente
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Atardece y desde la orilla opuesta al Bode-Museum se obtiene unas bonitas vistas de la ciudad que se vuelve naranja a medida que el sol se esconde.

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Para cenar decidimos probar un nuevo restaurante, también en el barrio de Nikolaiviertel. El Alt-Berliner Weissbierstube no tiene ni el encanto ni la misma puntuación que el Brauhaus Georgbräu en Tripadvisor, pero descansamos, charlamos con los comensales alemanes de la mesa de nuestro lado y tomamos una cerveza berlinesa. No está mal el plan.

Día 4, lunes 11 de septiembre

Que cortos se hacen los viajes cuando disfrutas y lo pasas bien. Hoy es nuestro último día en Berlín y lo acabamos, como no podría ser de otra manera, con un plato fuerte: el East Side Gallery, el tramo más largo del muro aún en pie y la galería de arte urbano al aire libre más grande del mundo con casi un kilómetro y medio de longitud. Ciento dieciocho artistas de veintiún países diferentes decoraron el muro del lado oriental con pinturas de los cambios políticos sucedidos en 1989 y 1990 en los que se deja entrever, en todas ellas, una sensación de esperanza por un mundo mejor.

Algunas de las obras son mundialmente conocidas como la de Honecker, líder de la Alemania Oriental y Breschnew, de la Unión Soviética, dándose el beso fraternal socialista que tuvo lugar durante el 30 aniversario de la República Democrática Alemana en Junio de 1979.

Muy cerca de aquí se encuentra el edificio de Universal Music que tiene una cantina para los trabajadores pero es de entrada libre. La comida no es nada del otro mundo pero está bien de precio y es una buena opción para no comer más hot dogs o el tan aclamado currywust que puede llegar a defraudar un poco. Lo más destacable es comer rodeado de los jóvenes trabajadores de estética hipster y ultra moderno de la multinacional.

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Aquí finaliza nuestro primer viaje con nuestro vecinos con los que desde hace unos años hemos hecho amistad. Espero que no sea el último porque lo hemos pasado genial, nos hemos reído mucho y los niños, a pesar del palizón de andar, han disfrutado. Así que de vuelta a casa toca brainstorming de ideas para el año que viene.


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