Revista Opinión
Berlín: Un Muro, Dos Realidades - Arturo Neimanis
Publicado el 09 noviembre 2014 por Aneimanis @aneimanisLa caída del Muro de Berlín marcó un hito en la historia de la lucha por la libertad. En 1949 Alemania quedó oficialmente dividida en dos naciones. La ciudad de Berlín, la capital original de toda Alemania se encontraba en territorio de la República Democrática Alemana (RDA) y fue dividida en Berlín Occidental y Oriental.
A principios de Agosto de 1961 Nikita Krushev, primer ministro sovietico, ordenó al jefe de gobierno de la RDA, Walter Ulbricht, construir un muro alrededor de todo Berlín Occidental. Así, se evitaría que más alemanes orientales siguieran expresando su opinión, con sus pies, acerca de las supuestas bondades del socialismo y eligiendo con grandes riesgos trasladarse a Alemania Occidental.
La destrucción realizada por los soviéticos y las ideas comunistas de planificación central y obstrucción de los mercados, coartaron el crecimiento económico durante la posguerra en Alemania Oriental. Todo lo contrario del proceso vivido en Alemania Occidental. En 1990 las dos naciones se reunificaron políticamente.
El caso de las dos Alemanias dejó importantes lecciones. La riqueza no se transfiere por decreto, y la importancia de adoptar poderes independientes, mercados abiertos y el imperio de la ley.
Hoy, 9 de noviembre se cumplen veinticinco años desde que el Muro de Berlín cayó. Las tensiones en Alemania Oriental habían crecido en el verano de 1989 debido a las pésimas condiciones económicas que vivían bajo el régimen soviético. Esta insatisfacción se reflejó en el escape de miles de alemanes orientales hacia Alemania Occidental a través de Hungría y Austria donde los controles fronterizos hacia el occidente habían cesado desde finales de Agosto de 1989. Hubo protestas durante Septiembre en las calles de Berlín Oriental donde las personas exclamaban “queremos salir”.
La mañana del 9 de noviembre el secretario del Partido Comunista en el poder Gunter Schabowski anunció, casi de forma improvisada, que los ciudadanos de Alemania Oriental podían pasar a Berlín Occidental a través de las puertas del Muro de Berlín. Enseguida una multitud de alemanes orientales cruzaron el muro, que por tanto tiempo había dividido a su ciudad, para ser calurosamente recibidos por ciudadanos de Alemania Occidental. En los días siguientes miles de alemanes de ambos lados, con martillos en mano, iban al muro para abrir nuevos puntos de paso.
Existía una importante diferencia entre estos dos países. Mientras el estancamiento marcaba la pauta en Alemania Oriental, Alemania Occidental mostraba una acentuada expansión de su frontera de crecimiento. De hecho, este último fenómeno es el que se conoce como el “milagro económico” alemán de la posguerra. Milagro que no ocurrió del lado socialista.
También se debe observar que la población de Alemania Oriental se redujo durante este tiempo, mientras que la población de Alemania Occidental crecía. Existió una huida constante de personas buscando una mejor vida desde Alemania Oriental hacia Alemania Occidental tanto antes como después de la construcción del muro de Berlín.
¿A qué se debió la divergencia económica entre Alemania Oriental y Occidental entre 1945 y 1989?
Las causas fundamentales las encontramos en el desmantelamiento del capital llevado a cabo por los soviéticos al inicio de la posguerra, instituciones económicas y políticas que coartaron el crecimiento económico, lo que trajo como consecuencia un deterioro tanto de los fundamentos económicos como de la tecnología en la RDA.
En cambio, no sólo se recuperó el nivel económico de pre-Segunda Guerra en Alemania Occidental sino que se mejoró mucho, adoptando medidas económicas más amigables al florecimiento del mercado y a la democracia republicana.
La mayor libertad económica y política de la que gozaron los ciudadanos alemanes occidentales, en relación, a los orientales dejó un legado de prosperidad y bienestar que no se pudo trasladar por decreto de una región a otra. No nos debería sorprender que muchos países en transición de Europa del Este no hayan crecido tan rápido. Después de todo, en esos países también se vivió bajo regímenes comunistas, y además no fueron rápidamente anexados política, legal, y económicamente a regiones más ricas como lo fue Alemania Oriental.
Una importante lección que debemos extraer de la experiencia alemana es que cuanto más se mantenga una economía basada en la ideología comunista, mucho más difícil será reconstruir el país afectado por esta plaga.
Muchos venezolanos han aceptado la idea de que la planificación central, el socialismo, la propiedad estatal generalizada, son la solución final a los problemas de pobreza existentes.
Espero que el ejemplo de lo que pasó en Alemania les haga reconsiderar a tiempo ese camino. Para evitar que sea a nosotros a quienes se nos ponga un muro para impedirnos salir de nuestro país a cualquier costo buscando la libertad.
Este gobierno viola los derechos a la propiedad, a la libertad e incluso a la vida de aquellos que nos oponemos, pero existe un límite material a toda esta atrocidad, esa es la destrucción de oportunidades de progreso individual.
Es muchísimo más fácil la destrucción de una nación prospera cuando cae en manos socialistas, lo verdaderamente difícil, es reconstruir una patria sana de las cenizas dejadas por muchos años de socialismo.
De nosotros, y solo de nosotros, depende cuál de las dos será nuestra realidad. En nuestras manos está nuestro futuro.
Arturo Neimanis