Hace pocos días, en concreto en octubre, Ben Bernanke, actual presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), declaraba en una rueda de prensa: "Milton Friedman hubiera apoyado lo que la FED está haciendo". Como accionados por un resorte, todos los fans de Friedman saltaron indignados. ¿Por qué?. Sencillamente porque el economista de Chicago jamás defendió a la FED, habiendo llegado a reconocer varias veces que si por él fuera la aboliría. No obstante ese deseo, el pragmatismo de Friedman le llevó a escribir muchas páginas sobre como debía actuar la FED, ya que a pesar de todo, la FED existía.
En la colosal obra "A Monetary History of the United States. 1867-1960", que Friedman escribió junto con Anna Schwartz en 1963, los dos economistas argumentaban que la Gran Depresión, no fue, como generalmente se había aceptado, un fallo del mercado, sino un fallo del Gobierno y de la FED, que no acudieron suficientemente en ayuda de las entidades bancarias. No hacerlo causó una oleada de quiebras financieras, que de no haberse producido, habría ayudado a impedir que los ciudadanos mantuvieran por miedo el dinero ocioso debajo de sus colchones, y los bancos supervivientes en sus cámaras acorazadas, temerosos de sacarlo en forma de prestamos, por miedo a quebrar también. En 2002, el propio Bernanke, año en el que entró en la Junta de Gobernadores de la FED, dijo en un discurso en honor del noventagésimo cumpleaños de Friedman, que "le gustaría decir a Milton y Anna, en relación a la Gran Depresión. Tenéis razón, lo hicimos. Pero gracias a vosotros, no lo volveremos a hacer de nuevo". Sólo cinco años más tarde, y siendo ya presidente de la FED (1 de febrero de 2006), Bernanke tendría la oportunidad de poner a prueba sus palabras con la crisis de las subprime. Aunque la lista de bancos quebrados como consecuencia del desplome financiero era de 110 en agosto del 2009, entre ellos un gigante como Lehman Brothers, la realidad es que esta vez la FED sí que inyectó la liquidez que negó en la crisis del 29. Bernanke sí cumplió su promesa.
Es por ello por lo que a lo mejor se cree con derecho en buscar aprobación para sus actuaciones en alguien que lógicamente no se lo va a rebatir, ya que Friedman está muerto desde 2.006. Tampoco lo podrá hacer ya Anna Schwartz, que ha fallecido en junio de este año. No obstante, ella sí que tuvo ocasión de evaluar el comportamiento de la FED. Lo hizo en una entrevista para el Wall Street Journal en Octubre de 2008, declarando que “el mayor problema de Bernanke es que no se da cuenta de que esta crisis no es como la de los años 30, y sin embargo las medidas que esta tomando la FED son las que debían haberse usado entonces. De hecho, no veo que las soluciones que propone la Reserva Federal estén siendo efectivas...”
Ni Friedman ni Schwartz podrán escribir en un futuro sobre la actual crisis o las futuras, no podrán analizar las verdaderas causas, y opinar si esta vez el Gobierno americano y la FED actuaron bien o mal. Eso le corresponderá hacerlo a otros. Pero lo que sí sabemos es que dentro de la doctrina neoliberal más pura de Milton Friedman, la FED seguiría sin tener razón de ser. Como él hizo, hay que aceptarla porque existe, pero nada más. Seguramente en pocos puntos habrá tanto consenso entre los partidarios de Friedman y los antineoliberales. Y es que se hace tremendamente difícil justificar que sea beneficioso para la humanidad que “el poder de determinar la cantidad de dinero ... sea ejercido por unas cuantas personas, no importa qué tan cívicas sean, si es que hay cualquier alternativa posible”, con palabras del propio Milton.
Para entenderlas en toda su amplitud hay que conocer la historia de la FED. Hay que saber que la responsabilidad de la impresión y emisión de la moneda más importante del mundo, el dólar, recae en manos de unas pocos. Unos pocos, que utilizando métodos nada democráticos fueron capaces de crearla con base legal en 1913, siendo Presidente Woodrow Wilson. Años más tarde el propio Wilson llegó a reconocer que :
"Nuestra gran nación industrial está controlada por un sistema de crédito. Nuestro sistema de crédito está concentrado en manos privadas. El crecimiento de la nación y, por consiguiente, de todas nuestras actividades está en las manos de unos pocos hombres quienes, necesariamente, o por motivos de sus propias limitaciones, congelan, frenan y destruyen la genuina libertad económica. Nos hemos transformado en uno de los peores gobiernos, uno de los más completamente controlados y dominados gobiernos del mundo civilizado, no más un gobierno de libre opinión, no más un gobierno de creencias y del voto de la mayoría, sino un gobierno de la opinión y coacción de un pequeño grupo de hombres dominantes."
La FED y lo que se esconde tras de ella merece la pena que sea tratado en un artículo a parte, por no decir en un libro de muchas páginas.