Menudos palos nos pegaban por aparcar el coche... ¡hemos llegado a pagar en un parking subterraneo 3.60 CHF por cada hora!
Lo más interesante de la ciudad está en el casco antiguo, que está declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La calle principal está adoquinada y cada poco hay una fuente ornamental representando personajes históricos. Una de las fuentes más populares es esta de este ogro devorando niños.
Sin perdida llegamos al Zytglogge o Torre del Reloj, el monumento insignia de Berna.
El reloj astronómico cuenta con figuritas que aparecen con cada cambio de hora.
Bajando la calle principal se llega a la casa donde vivió Alber Einstein de joven.
Durante su estancia en este apartamento, Einstein produjo cinco documentos que revolucionarán la visión del mundo. ( más info aquí)
Por 5 € puedes entrar al apartamento, pero habíamos leído que no merecía la pena y pasamos de largo.
Continuamos caminando hacia la catedral de Berna, pero estaba cerrada a cal y canto.
De modo que sacamos el coche del parquing, pagamos la dolorosa y salimos del casco antiguo.
No podíamos irnos de Berna sin visitar Rosengarten, que nos pareció uno de los lugares más bonitos e imperdibles de la ciudad.
Rosengarten son unos jardines ubicados en la parte alta de la ciudad, por lo que hay unas vistas preciosisimas de Berna.
Además los jardines están muy bien cuidados y cuentan con mesas y zonas de relax...ideal para descansar aquí toda una mañana (que pena que hoy vamos muy ajustados de tiempo)
Otro de los sitios populares entre los turistas, es el foso de los osos, que nosotros no fuimos ni siquiera a verlo. No nos interesaba en absoluto.
Emprendemos el viaje rumbo a Gruyere.
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